La Comisión Europea ha rebajado su evaluación sobre el mercado laboral del Estado español en el informe sobre la convergencia social, pasando de “crítica” a “débil pero mejorando”. Si bien la tasa de empleo en el Estado español creció hasta el 70,5% en 2023, Bruselas recuerda que aún está cinco puntos por debajo de la media europea.
Según Bruselas, “crecimiento económico“, la contratación en sectores técnicos y el empleo público han impulsado esta aparente mejora, pero persisten problemas estructurales como el paro de larga duración, la desigualdad regional y el bajo PIB per cápita. Eurostat no miente: el Estado español sigue siendo el país con más desempleo de la UE, lo que pone en duda la sostenibilidad de estos avances.
Además, a pesar de las mejoras relativas en el empleo, el informe de Bruselas califica de “crítica” la situación respecto al riesgo de pobreza en el Estado espalol. El 26,5% de la población y un alarmante 34,7% de los menores viven en riesgo de pobreza, cifras por encima de la media europea del 23%. Es decir, se está creando empleo en el mercado laboral español, pero la cuestión no es cuánto, sino cómo. El empleo que se está creando en el Estado español es un empleo que por lo general no permite mejorar el nivel de vida de la clase trabajadora.
La Comisión señala que las políticas sociales, aunque incluyen medidas como el Ingreso Mínimo Vital y la subida del salario mínimo, son menos eficaces que en otros países europeos: reduce la pobreza solo un 26%, frente al 44% de media en la UE. Además, destaca disparidades regionales en el acceso a servicios públicos y protección social, lo que agrava la vulnerabilidad de ciertas áreas geográficas.
Otro punto rojo en el informe es el abandono escolar temprano, que alcanza el 13,7% en el Estado español frente al 9,5% europeo, con regiones del sur y el este del país especialmente afectadas.
En cuanto a la vivienda, Bruselas detecta una situación similar a la media europea, aunque advierte de “la falta de inversión en oferta de vivienda asequible y del impacto de los altos precios del alquiler”. En definitiva, aunque los avances nominales en empleo son aparentemente positivos, las carencias estructurales en pobreza, educación y vivienda saltan a la vista de la Comisión.