El año 2024 cierra con cifras récord en el mercado laboral del Estado español. Según los últimos datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y la Seguridad Social, el paro ha bajado en 146.738 personas, situándose en el nivel más bajo desde 2007; pero la cifra total no deja de ser 2,56 millones de personas. Además, la afiliación a la Seguridad Social ha superado los 21,3 millones, con un crecimiento anual de 501.952 cotizantes. A primera vista, estos datos sugieren “una economía en expansión y una recuperación sólida”.
Sin embargo, un análisis más pormenorizado revela que el crecimiento del empleo no ha sido uniforme. Mientras sectores como la agricultura y el transporte han visto incrementos significativos, la construcción y la industria han registrado aumentos en el desempleo. Además, el descenso del paro desestacionalizado (9.166 personas) indica que gran parte de la mejora podría estar impulsada por contrataciones temporales ligadas a la campaña navideña, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo. Catalunya y el País Valencià, por ejemplo, vieron un aumento del paro, lo que refleja disparidades territoriales en la recuperación. Además, tampoco hay que olvidar que el Estado español es líder en la tasa de paro de la eurozona.
La reducción del paro femenino y juvenil también es aparentemente positiva, pero la brecha de género persiste, y los jóvenes aún concentran una mayor proporción de empleos precarios y la mayor tasa de paro de la eurozona. Mientras tanto, la afiliación de autónomos, que ha alcanzado su máximo en una década, sigue marcada por la falta de estabilidad y protección. Aunque el Gobierno español celebra estos datos como un éxito, algunos expertos advierten que sin una diversificación de la economía hacia sectores de mayor valor añadido, el mercado laboral seguirá siendo vulnerable a las fluctuaciones estacionales y crisis futuras.