El alto el fuego entre el Estado de Israel y Hamas entró en vigor este domingo con un retraso de casi tres horas, tras la confirmación de la liberación de tres prisioneras israelíes por parte de la Resistencia Palestina. En respuesta, los sionistas han liberado a 90 prisioneros palestinos, marcando el inicio de un acuerdo que busca aliviar la devastación en Gaza y abrir la puerta a nuevas negociaciones.
Durante el primer día de la tregua, 330 camiones de ayuda humanitaria ingresaron desde Egipto a la Franja de Gaza, mientras las fuerzas israelíes comenzaron una retirada gradual de ciertas áreas, permitiendo el retorno de desplazados al norte de Gaza. Para este lunes, los camiones que han entrado se elevan hasta los 800. Sin embargo, tensiones políticas internas complicaron el panorama, con la dimisión del ministro israelí de ultraderecha Itamar Ben-Gvir y su partido en protesta contra el acuerdo.
El pacto contempla un intercambio más amplio de prisioneros, con la liberación gradual de hasta 1.800 palestinos a cambio de los presos israelíes restantes. Además, se prevén negociaciones futuras supervisadas por Qatar, Egipto y Estados Unidos, revisarán la implementación del acuerdo y la continuidad del alto el fuego. La tregua, aunque frágil, representa un rayo de esperanza para la población afectada por el genocidio.
Las calles de Gaza han sido testigo de desfiles militares de Hamas, cuyos milicianos se han dado un baño de masas entre vítores, cantos y celebraciones de los gazatíes. Las imágenes, que han dado la vuelta al mundo, han puesto en entredicho al Gobierno de israelí, que estableció como objetivo de la operación en Gaza “la destrucción de Hamas”.