En su primer día como 47º presidente de Estados Unidos, Donald Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas que redefinen áreas clave de la política nacional. Entre las medidas destacan deportaciones masivas, el intento de eliminar la ciudadanía por nacimiento, la expansión de la explotación energética bajo el lema “drill, baby, drill”, salir de los acuerdos climáticos de París y la imposición de nuevos aranceles para fortalecer la industria nacional, según informa The Washington Post. Estas acciones buscan cumplir rápidamente sus promesas de campaña.
Trump justificó la urgencia de sus decisiones señalando una “crisis nacional” y criticando la seguridad, la salud pública y la educación bajo administraciones previas. “Estamos devolviendo el poder al pueblo americano”, afirmó, en una ceremonia marcada subida de tono y un enfoque en consolidar su autoridad. Las medidas incluyen también polémicos cambios en programas educativos y culturales que ya enfrentan oposición legal.
Con un Congreso dividido, estas órdenes ejecutivas muestran una estrategia para sortear bloqueos legislativos y maximizar el poder presidencial. Sin embargo, su carácter unilateral podría hacerlas vulnerables a futuras revocaciones. Este inicio de mandato deja claro que Trump busca un impacto inmediato, aunque las consecuencias a largo plazo aún están por verse.