El Departamento de Energía de Estados Unidos ha proyectado que el consumo energético de los centros de datos dedicados a la inteligencia artificial alcanzará los 325 teravatios hora (TWh) en 2028, superando el consumo anual de países como el Estado español (246 TWh) o Reino Unido (287 TWh). Según el informe del Lawrence Berkeley National Laboratory, esta industria requerirá una capacidad instalada de hasta 132 GW, planteando un desafío sin precedentes para las infraestructuras eléctricas del país. Este crecimiento es impulsado por el auge de herramientas de IA como ChatGPT y Gemini, cuya implementación masiva está acelerando la digitalización.
El presidente Donald Trump anunció esta semana el proyecto Stargate, con una inversión de 500.000 millones de dólares para construir centros de datos y plantas energéticas que soporten estas tecnologías. Empresas como OpenAI, Microsoft, SoftBank y Oracle lideran esta iniciativa, mientras el gobierno planea flexibilizar regulaciones energéticas, incluyendo el uso de energía nuclear avanzada. Este enfoque busca garantizar un suministro energético continuo y mantener a EEUU competitivo frente a potencias como China, que también apuestan por la inteligencia artificial.
Especialistas advierten sobre las consecuencias ambientales y energéticas del rápido crecimiento de la IA. Shaolei Ren, de la Universidad de California, señala que el consumo de agua para refrigerar centros de datos podría duplicarse en cinco años, alcanzando los 124.000 millones de litros. Asimismo, los expertos piden mejoras en la eficiencia energética para evitar una sobrecarga de la red eléctrica antes de lo previsto.