El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en noviembre marcó un cambio en la forma de hacer política, respaldado por figuras inesperadas del mundo de los podcasts. Durante su discurso de victoria, el director ejecutivo de la UFC, Dana White, agradeció a una lista de creadores de contenido, incluidos los Nelk Boys, Adin Ross, Theo Von y, especialmente, Joe Rogan, quien lidera un ecosistema de influencers conocido como la “manosfera”. Este grupo de hombres con ideas conservadoras ha captado la atención de jóvenes estadounidenses y desplazado a los medios tradicionales en la comunicación política.
En su campaña, Trump ignoró plataformas tradicionales como 60 Minutes y dedicó más de 17 horas a entrevistas con podcasters de gran audiencia. Estas figuras, que combinan humor, informalidad y largas conversaciones, se posicionaron como referentes para un público desencantado con los medios convencionales. Joe Rogan y otros destacados anfitriones participaron incluso en los actos de investidura, consolidando su presencia en los círculos de poder político y mediático.
La influencia de estos creadores radica en su estilo accesible y sus largas discusiones, alejadas de los formatos estructurados de la televisión. Según Lauren Jarvis, exejecutiva de Spotify, “las personas están cansadas de titulares breves y programas preempaquetados”. A esto se suma una falta de regulación en la industria del podcasting, que ha permitido a estos creadores operar sin las normas de rigor periodístico ni supervisión editorial, lo que genera tanto críticas como oportunidades.
Sin embargo, su alcance trasciende lo mediático. Con audiencias masivas y pocos costos de producción, los podcasters generan ingresos millonarios mediante publicidad y sus marcas personales. Según Scott Galloway, anfitrión del Pivot Podcast, las principales figuras del sector ganan entre 10 y 50 millones de dólares al año. Este modelo pone en jaque a los conglomerados tradicionales, cuyos elevados costos y audiencias fragmentadas les dificultan competir con esta nueva generación.
La irrupción de los “podcast bros” plantea dudas sobre el futuro de los medios tradicionales. Mientras estas figuras consolidan su influencia en política y sociedad, expertos como Gabriel Kahn advierten sobre “un reordenamiento radical de la confianza en los medios”. Aunque el equilibrio entre nuevos y viejos formatos aún está por definirse, el impacto de este cambio ya es innegable.