En un intento por revitalizar la economía ante un escenario global incierto, el gobierno indio ha presentado un presupuesto anual que prioriza el fortalecimiento del poder adquisitivo de su amplia “clase media”. La ministra de Finanzas, Nirmala Sitharaman, anunció una reducción significativa de los impuestos sobre la renta para quienes ganen hasta 1,28 millones de rupias anuales (unos 14.800 dólares), elevando el umbral de exención fiscal desde las 700.000 rupias. Esta medida, que beneficiará a millones de habitantes, busca estimular el consumo y el ahorro en un momento en que la inflación alimentaria y el bajo crecimiento urbano han afectado los ingresos disponibles.
El presupuesto también incluye iniciativas como ayudas para agricultores, jóvenes y mujeres, con un aumento en el límite de créditos subsidiados para el campo y misiones para impulsar la productividad agrícola y manufacturera. Sin embargo, Reuters apunta que el incremento moderado en el gasto de capital para infraestructura, que alcanzará los 11,21 billones de rupias en 2025-26, decepcionó a los inversionistas del sector. Esto se reflejó en caídas de hasta el 6% en las acciones de empresas constructoras.
A pesar de los desafíos, el gobierno proyecta reducir el déficit fiscal al 4,4% del PIB para el próximo año, frente al 4,8% actual, y planea financiarlo mediante la emisión de bonos por 14,82 billones de rupias. Además, se eleva el límite de inversión extranjera directa en el sector de seguros del 74% al 100%, con el objetivo de profundizar su penetración en la economía. Estas medidas buscan consolidar a India como un motor de crecimiento en un entorno global marcado por tensiones comerciales y barreras arancelarias.