El gobierno de Carlos Mazón ha anunciado la creación de un nuevo bono turístico de 300 euros para residentes en municipios afectados por la DANA. Esta medida, incluida dentro de la estrategia Recuperem València, cuenta con un presupuesto de 5,1 millones de euros y pretende “beneficiar” a 17.000 personas. En total, la Generalitat destinará 36,1 millones de euros a la revitalización del sector turístico de estas zonas.
¿Recuperación o priorización del turismo?
La iniciativa, presentada la semana pasada en la feria FITUR, se ha vendido como una manera de fomentar la recuperación “anímica” de los afectados por la DANA. No obstante, esta apuesta genera preguntas incómodas sobre las prioridades del gobierno. En un momento en que muchas familias damnificadas aún esperan ayudas para reconstruir sus hogares, el ejecutivo valenciano decide volcar millones en incentivos para que los afectados viajen dentro del País Valencià.
Mazón ha justificado la medida asegurando que “el turismo es una gran palanca de recuperación” y que “la felicidad de los afectados es prioritaria”. Sin embargo, este enfoque ignora necesidades urgentes como la rehabilitación de infraestructuras básicas, ayudas directas para familias en situación de precariedad o la implementación de medidas de protección ante catástrofes futuras.
Inversiones que benefician al sector privado
Además de los 5,1 millones destinados directamente al bono, el plan incluye 21 millones de euros en ayudas para la eficiencia energética de los establecimientos turísticos de las zonas afectadas y 10 millones más para un Plan de Sostenibilidad Turística cofinanciado con la Diputación de Valencia. En total, 36,1 millones destinados a un sector que ya recibe numerosos incentivos por parte del gobierno. Estas ayudas, lejos de poner a los damnificados en el centro, acaban beneficiando principalmente a los propietarios de hoteles, campings y otros negocios turísticos.
Una estrategia continuista
El bono turístico recuerda al polémico Bono Viaje impulsado por la Generalitat en años anteriores, destinado a fomentar el turismo interno a costa de los fondos públicos. Aquella iniciativa fue fuertemente criticada por priorizar el sector turístico mientras otros ámbitos sociales y económicos sufrían recortes.
En un contexto de crisis climática y con cada vez más eventos meteorológicos extremos, resulta preocupante que el gobierno valenciano insista en hacer depender la recuperación económica del turismo. Mientras Mazón se fotografía en FITUR con líderes de su partido anunciando esta medida, miles de valencianos continúan esperando respuestas a problemas estructurales que la DANA solo ha agravado. La pregunta es clara: ¿quiere realmente la Generalitat ayudar a los afectados o simplemente aprovechar la tragedia para continuar potenciando un modelo turístico que acentúa la desigualdad en el País Valencià?