En la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC) la población local está trabajando contrarreloj para enterrar a más de 2.000 víctimas de los recientes combates, temiendo que la acumulación de cuerpos pueda propagar enfermedades. El enfrentamiento, que involucró al grupo armado M23 respaldado por Ruanda, culminó con la captura de Goma y la posterior declaración de un alto el fuego de este lunes. Aunque la tregua ha sido respetada en su mayoría, algunos residentes han informado de disparos esporádicos y saqueos el martes, según reporta Al Jazeera.
La magnitud de la tragedia se refleja en los reportes de las autoridades, que confirmaron la muerte de más de 900 personas y casi 3.000 heridos durante los días de enfrentamientos en la ciudad, previa a su captura por parte de la milicia pro-ruandesa. A medida que la población local intenta organizar el entierro masivo, se enfrentan a la sobrecarga de morgues y hospitales, donde se han dejado cuerpos en las calles debido a la escasez de recursos.
Myriam Favier, responsable de la subdelegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Goma, explicó que la falta de electricidad durante la última semana afectó la capacidad de refrigeración de las morgues, lo que ha obligado a acelerar el proceso de identificación y entierro de los cadáveres. “Es una carrera contra el tiempo”, señalaba, destacando también la grave limitación del terreno disponible en la ciudad para los entierros.
Los residentes locales se enfrentan a la tragedia personal mientras intentan ayudar en las labores de entierro. Varios de ellos lamentan la pérdida de sus seres queridos y los graves daños sufridos durante los enfrentamientos armados. A medida que las cifras de muertos siguen aumentando, las organizaciones humanitarias y los voluntarios se han movilizado para apoyar a los residentes de Goma en el doloroso proceso de enterrar a sus muertos, mientras que la “comunidad internacional” sigue “lamentando” los incidentes.