El informe anual TESAT 2024 de la Europol, publicado en diciembre de 2024, ha vuelto a poner de relieve el modo en que las instituciones europeas observan y catalogan a los movimientos sociales, comunistas y anarquistas. Definen como “grupos terroristas de izquierda” a aquellos que “buscan desencadenar una revolución violenta contra el sistema político, social y económico de un estado, con el fin de establecer el socialismo y, finalmente, crear una sociedad comunista y sin clases”.
Concretan que la ideología de estos grupos suele ser “marxista-leninista”. Por otro lado, conceptualizan como “terrorismo anarquista” a “aquellos actos de violencia cometidos por grupos o individuos que promueven la ausencia de autoridad como modelo social”. A lo largo del último informe, además de describir acciones concretas y señalar a sus supuestos autores, la agencia se adentra en las dinámicas de lo que denomina como “terrorismo de extrema izquierda”.
Presentan una visión que no solo categoriza estos fenómenos como una “amenaza”, sino que se focaliza en la naturaleza “transnacional” y, en algunos casos, “altamente organizada” de estos grupos: la Europol apunta a la existencia de “grupos terroristas de izquierda y anarquistas” que operan en diversas partes de Europa, pero con una caracterización siempre ambigua. Reconocen que algunos de estos movimientos “muestran una estructura más tradicional y jerárquica”, otros son descritos como “colectivos descentralizados, más fluidos en su organización” y, según el informe, “más difíciles de detectar”.
“Acciones violentas”
El informe también detalla que dentro de estos movimientos, algunos recurren a lo que la Europol clasifica como “acciones violentas” para llevar a cabo sus reivindicaciones. De nuevo, la clasificación de estas acciones como “terroristas” implica una visión particular del orden y la ley, según la cual se equiparan terminológicamente protestas radicalizadas y atentados mortales contra personas , diluyendo la diferencia entre un acto de resistencia y una acción armada.
El informe también resalta “el rol de la propaganda” dentro de estos movimientos. Según la Europol, “los grupos de izquierda utilizan herramientas como las redes sociales, sitios web y aplicaciones de mensajería cifrada para difundir sus mensajes”, lo que les permitiría “movilizar a personas de diferentes países”. La agencia policial europea ve estos canales de comunicación como “un terreno fértil” para lo que denomina como “radicalización”.
Agenda y “reclutamiento”
La Europol ha observado que la agenda de los grupos que considera como “terroristas” se centra en cuestiones sociales, económicas y políticas locales o internacionales: “posturas anti-OTAN y anti-guerra”, “Palestina y anti-sionismo”, “protestas contra la dominación tecno-industrial”, “políticas y reformas que afectan a ciertos grupos de personas”, “aumento de los costos de vida y la crisis energética”, “el supuesto aumento del fascismo”, “los derechos de inmigrantes y trabajadores”, “el clima” y “la represión policial o judicial”.
En cuanto al “reclutamiento”, identifican que los grupos investigados consiguen miembros sobre todo en espacios físicos: “en okupas, en manifestaciones y protestas”, “en centros sociales”, “en prisiones”, y, menos frecuentemente, “online”. Consideran que los objetivos preferentes de la “extrema izquierda” son “individuos de contextos vulnerables”, “aquellos con preferencias ideológicas alineadas con los mensajes de izquierda y anarquistas” y “los jóvenes”.
Juventud
Otro aspecto que preocupa a agencia la es “el creciente número de jóvenes involucrados en el terrorismo de extrema izquierda y anarquista”. En 2023, se registró que “muchos de estos jóvenes se involucraron activamente en la producción de propaganda, la planificación de ataques o la incitación a la violencia”. Sin embargo, el informe tiende a presentar este fenómeno como una cuestión de “manipulación” o “explotación”, donde los jóvenes son descritos como simples “presas fáciles para grupos organizados”, sin considerar las razones subyacentes que podrían llevar a estas personas a unirse a estos momentos.
La Europol observa cómo estos jóvenes “interactúan en comunidades en línea donde comparten ideologías, accesos a materiales de propaganda e incluso recursos que pueden facilitar la planificación de actos”. Lo preocupante, según el informe, “es la rapidez con la que estos jóvenes pasan del consumo de propaganda a la acción”. También señala que los jóvenes “no siempre están vinculados a grupos organizados”, sino que a menudo actúan dentro de “comunidades virtuales”.
Financiación
La agencia también ha investigado el origen de la financiación de los movimientos políticos y sociales del amplio espectro de la izquierda no-institucional: “cuotas de membresía”, “fraudes en subsidios”, “donaciones y crowdfunding”, “criptomonedas”, “ventas de publicaciones y productos”, y “eventos sociales o caritativos”. Destecan que “los fondos también se utilizan para proporcionar apoyo legal y económico a los miembros, incluidas las actuaciones judiciales y durante las condenas en prisión”.