Estados Unidos ha exigido a la Unión Europea que no imponga regulaciones estrictas a sus empresas tecnológicas y de inteligencia artificial (IA), en un claro mensaje enviado por el vicepresidente JD Vance durante la Cumbre de Inteligencia Artificial en París: “Estados Unidos no podrá y no querrá aceptar” tales regulaciones, calificándolas como un “terrible error”. El vicepresidente, mano derecha del presidente Donald Trump y al empresario Peter Thiel, destacó que su país es el “actual líder en IA y planea seguir siéndolo”, según declaraciones recogidas por medios internacionales.
Esta postura sigue en la línea de la administración Trump, que mantiene una actitud interferencia en las regulaciones tecnológicas de la UE. El Gobierno de Trump ha adoptado una estrategia más agresiva, llegando a amenazar con sanciones económicas si la UE impone restricciones a empresas estadounidenses como X (antes Twitter), propiedad de Elon Musk, aliado de Trump. Vance argumentó que estas regulaciones “podrían limitar la libertad de expresión”, un tema que ha generado tensiones entre Washington y Bruselas.
Además, la administración Trump ha derogado la Orden Ejecutiva de 2023, que establecía un marco de supervisión ligero para la IA bajo el mandato de Biden. Aunque dicha normativa se basaba en gran medida en la “autorregulación” del sector, Trump la consideró excesiva y ha ordenado una revisión completa de las regulaciones que afectan a la tecnología. A pesar de su rechazo a la regulación, el presidente ha expresado su deseo de “una IA libre de sesgos”, lo que algunos interpretan como un intento de promover valores alineados con su ideología, que se ha vuelto dominante en la clase empresarial y política de EEUU. Esta posición ha generado preocupación en la UE, que busca establecer controles algo más estrictos para garantizar el control de la IA.