Iván Espinosa de los Monteros, exdiputado y uno de los miembros más conocidos de Vox, fue expulsado este jueves de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) por cientos de estudiantes antifascistas. La acción, que ha sido aplaudida por sus detractores, ha generado una notable ausencia de reacciones dentro de Vox. Según apunta el colectivo de investigación antifascista Sistema 161, entre los medios, organizaciones y figuras públicas vinculadas a la formación de extrema derecha, solo un puñado ha hecho algún comentario al respecto. El resto, como La Gaceta, Revuelta, Solidaridad, Herqles y la mayoría de militantes de Vox, guardan silencio.
Esta omisión ha sorprendido a varios observadores, ya que como se ha visto recientemente en Nafarroa, el partido no suele evitar la confrontación con la izquierda, el antifascismo y los movimientos sociales; al contrario. Pero en este caso, no se ha generado un debate amplio ni un respaldo claro hacia Espinosa de los Monteros, ni siquiera para criminalizar al antifascismo o utilizar los hechos para atacar a los rivales políticos de la izquierda institucional. Por ello, algunos observadores sugieren que este silencio podría ser una señal de que el exdirigente ya no forma parte del partido. En contraste, sectores cercanos al Partido Popular y figuras más “independientes” de la extrema derecha habrían mostrado interés en el suceso, lo que ha abierto especulaciones.
La actitud de la formación liderada por Santiago Abascal, normalmente opaca con las cuestiones internas, se ha comprendido como una señal distanciamiento hacia el exdiputado, quien podría estar buscando posicionarse para otro proyecto político en el futuro. La estrategia de presentar enfrentamientos con la izquierda podría ser un medio para mantener su relevancia en el escenario político-mediático, presentándose como “un político valiente” que “enfrenta” a lo que él denomina como “una izquierda totalitaria”. Este enfoque podría no solo colocarle en el centro de atención, sino que también le permite marcar un perfil propio fuera de Vox, preparando el terreno para un hipotético regreso a las listas electorales bajo otro color.