El hallazgo de casi 11.000 millones de barriles de petróleo en aguas de Guyana por parte de la petrolera estadounidense ExxonMobil ha consolidado al país sudamericano como la reserva de crudo de más rápido crecimiento en el mundo, segun informa el diario AS.
Actualmente, la extracción, liderada por Exxon en sociedad con Hess Corporation y la china CNOOC, alcanza los 650.000 barriles diarios, con planes de duplicarse para 2027. Esta producción ha transformado la economía de Guyana, con un crecimiento del PIB del 33% en 2023 y más del 40% en 2024, según datos del Banco Mundial.
El gobierno guyanés ha defendido la explotación petrolera como una vía hacia el desarrollo económico. “Los recursos petroleros se utilizarán para brindar una vida digna a todos, todos los guyaneses se beneficiarán”, declaró en 2019 el entonces presidente David Granger.
Sin embargo, el auge petrolero también ha generado preocupaciones. Organizaciones como Red Thread advierten que la bonanza no se traduce en mejoras para la población, señalando el aumento de la inflación, que alcanzó un 6,6% en el último año. “Desde que comenzó la extracción de petróleo en Guyana, hemos notado que el costo de vida se ha disparado”, afirmó Wintress White, representante de la ONG.
El presidente Irfaan Ali ha insistido en que Guyana puede equilibrar la explotación petrolera con la “sostenibilidad ambiental”, destinando ingresos a “infraestructuras de adaptación climática”. No obstante, expertos como Michael Ross, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), advierten sobre el riesgo de la “maldición de los recursos”, fenómeno en el que la riqueza petrolera puede llevar a corrupción y desigualdad en lugar de desarrollo.
“Ese dinero extranjero y esa repentina avalancha de oportunidades, combinados con una mano de obra y capacidades gubernamentales muy limitadas, a menudo resultan en mucha corrupción”, sostiene Ross.