1,5 millones de bebés mueren al año por falta de incubadoras

Un ingeniero navarro desarrolla un modelo de bajo coste y con diseño de código abierto para países con escasos recursos.

Imagen de archivo de una incubadora para recién nacidos.
Foto: seisamed

Cada año, aproximadamente 1,5 millones de bebés prematuros fallecen en el mundo por no disponer de una incubadora que regule su temperatura corporal. Este problema es especialmente grave en regiones con bajos recursos económicos, como partes de África, América Latina y Asia, donde los hospitales no pueden costear equipos médicos de alto precio.

Frente a esta situación, el ingeniero iruindarra Pablo Sánchez Bergasa fundó la ONG Medicina Abierta al Mundo, dedicada a la fabricación y distribución de incubadoras de bajo coste. Su dispositivo, denominado In3ator, tiene un precio aproximado de 350 euros, en contraste con los 35.000 euros que puede costar una incubadora convencional. “No tienen las mismas prestaciones que un equipo hospitalario estándar, pero incluyen lo esencial para la supervivencia de un bebé prematuro”, explicó Sánchez Bergasa en declaraciones a EITB Media.

El diseño de In3ator se basa en un sistema de código abierto, lo que permite a cualquier persona descargar los planos desde la web de la ONG y replicar el modelo en distintos países. Según sus creadores, el dispositivo incluye un sensor de temperatura, un sistema de humidificación con agua y una luz ultravioleta para tratar la ictericia neonatal. Hasta la fecha, se han distribuido más de mil unidades en 30 países, y la organización estima que han contribuido a salvar numerosas vidas humanas.

La producción de estas incubadoras se lleva a cabo en centros de Formación Profesional de Salesianos, con la sede principal en Iruñea. Uno de los aspectos clave del diseño es su portabilidad: al ser plegables y caber en una maleta, han podido transportarse incluso a zonas remotas, como hospitales en Katmandú, donde sherpas han colaborado en su distribución.

El proyecto ha sido reconocido con el Premio Princesa de Girona en la categoría social de 2025. Sin embargo, Sánchez Bergasa advierte que la fabricación no es el único desafío: “El reto no es solo producir incubadoras, sino asegurarnos de que llegan a los hospitales donde realmente se necesitan”.

In3ator muestra los enormes beneficios sociales y humanos que reportan las lógicas que contradicen la propiedad privada; en este caso, con uso el código abierto aplicado a la tecnología médica. En lugar de patentar su diseño y restringir su acceso para obtener beneficios privados, Medicina Abierta al Mundo permite que cualquiera pueda replicar y mejorar su modelo, lo que facilita su adopción por parte de quienes más lo necesitan.

Este enfoque vuelve a demostrar que la innovación no tiene por qué estar vinculada al lucro, sino que puede orientarse al bienestar colectivo, especialmente en sectores donde el acceso a la tecnología puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.