La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) está evaluando la viabilidad de reducir temporalmente la presencia de pilotos en cabina durante determinadas fases de vuelos de larga distancia, mediante el uso de inteligencia artificial. La medida permitiría que un solo piloto permanezca activo en momentos específicos del vuelo, como el crucero, siempre que haya dos pilotos en cabina durante el despegue y el aterrizaje. Según ha confirmado EASA a elEconomista.es, el estudio responde a propuestas de fabricantes como Airbus y Dassault, y no implica en ningún caso aceptar operaciones con un único piloto durante todo el vuelo. La implementación, de producirse, no se prevé antes de 2030.
El sindicato de pilotos del Estado español, Sepla, ha criticado duramente la posibilidad, alegando que supondría una merma en la seguridad operativa. Ángel González, comandante de A320 en Vueling y subdirector técnico de Sepla, ha calificado la propuesta como “una aberración que atenta contra todos los principios”, y ha subrayado que “la fórmula de dos pilotos siempre en cabina es clave para evitar errores humanos y garantizar la supervisión cruzada de procedimientos”. Además, el sindicato rechaza que la IA pueda suplir el juicio humano necesario en situaciones complejas o imprevistas. Asimismo, acusa a los fabricantes aeronáuticos de impulsar esta medida sin consenso en el sector.
La escasez de pilotos es uno de los factores que motiva esta evaluación. Según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se necesitarán más de 350.000 pilotos a nivel mundial entre 2024 y 2032. La consultora OliverWyman estima un déficit de 24.000 profesionales para 2026 y hasta 60.000 para 2030. El encarecimiento de la formación —entre 90.000 y 140.000 euros según la EAE Business School—, junto con los elevados costes laborales, ha puesto en tensión a las aerolíneas.
En este contexto, la EASA defiende que la IA podría contribuir a “reforzar la seguridad” y al mismo tiempo aliviar la carga operativa. No obstante, el organismo insiste en que “no hay un calendario definido” y que cualquier cambio dependerá de las garantías que puedan ofrecer las tecnologías emergentes.