El viernes 18 de abril, habitantes de la favela Moinho, en el centro de São Paulo (Brasil), protestaron contra una operación de la Policía Militar que incluyó el uso de gas pimienta, según constató la agencia EFE en el lugar. El despliegue, que buscaba detener a una persona, generó tensiones con los residentes, quienes levantaron barricadas y encendieron fuego sobre las vías del tren, interrumpiendo temporalmente el servicio ferroviario. Tras la retirada de los agentes, los manifestantes accedieron a apagar las llamas y liberar el paso.
Este incidente ocurre en un contexto de creciente presión institucional sobre Moinho, una de las últimas favelas céntricas de la ciudad. De acuerdo con informaciones del diario Folha de São Paulo, el gobierno del estado planea desalojar la comunidad para construir un parque público y trasladar a sus residentes a viviendas de interés social. Según las autoridades citadas por el medio, “el 84 % de las familias ya accedió al traslado”, aunque una parte de la población ha manifestado su negativa y denuncia presiones por parte del Ejecutivo.
La favela de Moinho se formó hace aproximadamente tres décadas, tras el cierre de una antigua fábrica de harina que le da nombre, y se encuentra situada entre dos líneas de tren y delimitada por un muro. La intervención policial y la respuesta vecinal muestran un conflicto en escalada entre la estrategia pública del gobierno regional y las demandas de permanencia de una comunidad que resiste el desalojo.