El Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China ha anunciado este lunes 21 de abril la imposición de sanciones a varios congresistas, funcionarios y responsables de organizaciones “no gubernamentales” de Estados Unidos por su implicación en asuntos relacionados con Hong Kong.
La medida responde a las sanciones adoptadas previamente por Washington contra seis funcionarios chinos, acusados de contribuir al “deterioro de la autonomía” del territorio. Según declaraciones del portavoz del ministerio, Guo Jiakun, las sanciones de EEUU “violan gravemente los principios del derecho internacional” y constituyen “una injerencia inaceptable en los asuntos internos de China”.
Global Times recuerda que las contramedidas se enmarcan en la Ley de la República Popular China sobre Respuesta a Sanciones Extranjeras, y afectan a figuras políticas y sociales estadounidenses que, según Pekín, “han actuado de forma especialmente perjudicial” en relación con Hong Kong. “Advertimos con firmeza a EEUU que Hong Kong es Hong Kong de China, y sus asuntos no admiten interferencias externas”, declaró Guo en rueda de prensa. Pekín ya había expresado su oposición frontal al último informe sobre Hong Kong publicado por el Departamento de Estado de EEUU el 31 de marzo, calificándolo de “lleno de mentiras y falacias” y denunciando que “socava la soberanía nacional”.
La tensión diplomática entre ambas potencias se intensifica en un contexto de creciente confrontación geopolítica, en el que Pekín busca consolidar su control sobre la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Mientras Washington mantiene su política de presión mediante sanciones e “informes críticos”, China responde con represalias amparadas en su legislación nacional. Esta dinámica de sanción y contrasanción refuerza la percepción de que Hong Kong se ha convertido en otro eje de conflicto estratégico entre Estados Unidos y China en Asia Pacífico.