Tras el fallecimiento del Papa Francisco, anunciado por el Vaticano este mismo lunes, el mundo católico se prepara para especular sobre quién será su sucesor. Con las designaciones realizadas por Francisco a lo largo de su papado, hay quien anticipa que el próximo Papa pueda ser un cardenal “no europeo”, siguiendo el modelo de su predecesor, y que mantenga una línea más aperturista frente al ala más conservadora de la Iglesia Católica.
El proceso de elección del nuevo pontífice, sin embargo, es altamente confidencial y no se sabrá con certeza quién ocupará el cargo hasta que se levante el humo blanco en la Capilla Sixtina, señal de que el cónclave ha elegido al nuevo Papa.
Un consejo compuesto por cardenales, que son los colaboradores más cercanos del Papa y encargados de gestionar las principales áreas del Vaticano, será el encargado de elegir al nuevo Pontífice en un cónclave secreto, que reunirá a aquellos cardenales menores de 80 años.
Actualmente, hay 252 cardenales, de los cuales 135 son electores y entre los cuales 109 fueron designados por el propio Francisco. El proceso de elección podría reflejar si los cardenales consideran que las políticas “progresistas” de Francisco han ido “demasiado lejos” o si, por el contrario, buscan mantener un rumbo continuista con la dirección previa de la Iglesia Católica.
El cónclave comenzará una vez que los cardenales lleguen a Roma para la ceremonia. En este proceso, los cardenales no sólo votan al Papa, sino que también consideran las circunstancias actuales generales de la Iglesia y “las necesidades internas” para su futuro.
La designación de cardenales por parte del Papa Francisco, quien siempre mostró un enfoque más “aperturista”, refuerza la posibilidad de que su sucesor sea elegido de una región con una mayor proporción de católicos fuera de Europa. A lo largo de su papado, Francisco también rompió con las tradiciones al nombrar cardenales en países donde la Iglesia es menos predominante, como en el caso de Rwanda o Sudán del Sur, reforzando así la imagen de una Iglesia “menos eurocéntrica”.
El mecanismo de elección del Papa se desarrolla en el Colegio Cardenalicio, un cónclave cerrado, donde los cardenales, bajo estricta confidencialidad, realizan varias rondas de votaciones hasta que se elige al sucesor. Si un candidato obtiene dos tercios de los votos, es proclamado nuevo Papa, un proceso que puede prolongarse varios días. Además, los cardenales que hayan cumplido 80 años no pueden votar, pero pueden influir mucho en la selección mediante los Congregaciones Generales previas al inicio del cónclave, en las que se debate “el perfil ideal” del próximo Pontífice.