Las asambleas semestrales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial comenzaron esta semana en Washington con el trasfondo de una incertidumbre creciente: la posibilidad de que un segundo mandato de Donald Trump implique la retirada de Estados Unidos de ambas instituciones.
Según recoge La Vanguardia, el documento de estrategia Proyecto 25, elaborado por la Fundación Heritage —referente del conservadurismo estadounidense— propone que EEUU “cierre la financiación y se retire del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional”, al considerar que “promueven teorías económicas que están reñidas con el mercado libre estadounidense”.
Estados Unidos es el principal contribuyente financiero de estas organizaciones, con una cuota de 118.000 millones de dólares en el FMI y más de 40.000 millones en el Banco Mundial. Esta posición le otorga una influencia decisiva, especialmente en el FMI, donde su 16,5% de votos le confiere poder de veto sobre decisiones clave. Según tres exfuncionarios del Tesoro citados en The Hill, el fondo “apoya los intereses vitales de EEUU” y afirmaron que retirarse sería “una victoria clara para China”.
Analistas consultados por La Vanguardia consideran que, en caso de materializarse el recorte, el Banco Mundial sería el primer objetivo. La institución ha sido señalada por el entorno de Trump por su enfoque en “desarrollo internacional, igualdad de género y programas en África”, ámbitos considerados “woke” por el movimiento America First.
Mientras, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, ha defendido recientemente “la cooperación en un mundo multipolar” y la “diversidad y la paridad de género”, lo que aumenta las fricciones con la visión promovida por el trumpismo. El discurso del actual secretario del Tesoro, Scott Bessent, previsto para esta semana, podría aclarar si se mantendrá el compromiso de EEUU con el sistema “multilateral”.