La cadena de suministro de tierras raras (REE) se ha convertido en un punto estratégico para la industria militar y la alta tecnología. Con el 85% de la capacidad de procesamiento concentrado en China y cerca de 44 millones de toneladas de reservas en el país asiático, las medidas para reducir la dependencia estadounidense o europea avanzan con un enfoque especial en diversificar la producción global.
Aunque EEUU produjo 38.000 toneladas de óxido de tierras raras (REO) en 2020, se ubica muy por debajo de las 140.000 toneladas de China, y apenas dispone de un 1.3% de las reservas mundiales (equivalentes a poco más de un millón de toneladas), según estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos.
En el frente de la creciente demanda y los planes de rearme, las proyecciones indican que el consumo global de REE podría llegar a 568,000 toneladas anuales, respaldado por una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 9.7% en el segmento de imanes permanentes.
Estos imanes se utilizan en la industria militar, donde destacan cifras relevantes: un caza F‑35 puede llegar a requerir hasta cerca de media tonelada de REE solo en sistemas de radar y equipos de propulsión. Además, se prevé una carencia de óxidos esenciales como el neodimio y el praseodimio que sumaría alrededor de 16.000 toneladas en 2030, una cantidad equivalente a casi tres veces la producción anual combinada de las principales mineras occidentales.
Este panorama empuja a los goviernos estadounidenses y europeos a intensificar la búsqueda de fuentes propias, siendo un claro ejemplo de ello las negociaciones que se llevan a cabo en Ucrania. En EEUU, varios planes federales ascienden a más de 1.000 millones de dólares en subvenciones y contratación, destinados sobre todo a incrementar las capacidades de producción interna y a evitar que un posible corte de suministro afecte a la industria militar.
De hecho, un informe de la RAND Corporation anticipa que una interrupción de 90 días en la entrada de REE podría paralizar hasta el 78% de las líneas de producción contratistas del sector militar, reflejando la fuerte dependencia de las importaciones.