En 2024, el Estado español registró 313 nacimientos de madres mayores de 50 años, la cifra más alta desde que se comenzaron a recopilar estos datos en 2009, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra supone casi el triple de los 121 partos registrados en este grupo de edad hace diez años y representa un aumento del 32% respecto a 2023, cuando se contabilizaron 236 nacimientos de este tipo.
El peso relativo de las madres mayores de 50 años sobre el total de nacimientos también ha crecido, pasando del 0,028 % en 2014 al 0,097 % en 2024, lo que equivale a que uno de cada 1.000 bebés nacidos en el Estado español el año pasado tuvo una madre en este rango de edad.
Las comunidades autónomas con mayor número de partos de mujeres mayores de 50 años fueron la Comunidad de Madrid (63), Catalunya (62), Andalucía (38) y Comunitat Valenciana (35). Por el contrario, La Rioja no registró ningún nacimiento en este grupo, y Extremadura y Nafarroa solo uno, según los datos del INE difundidos por EFE.
Este aumento sostenido en los nacimientos de madres mayores de 50 años se produce en un contexto de cambios demográficos en el Estado español, donde la maternidad en edades avanzadas ha ido ganando peso en la última década. El INE señala que, aunque estos partos representan una proporción pequeña del total, la tendencia al alza es clara y constante, reflejando modificaciones en los patrones reproductivos y sociales.
Este incremento de nacimientos entre mujeres mayores de 50 años plantea diversos desafíos médicos y sociales. Los partos en edades avanzadas suelen asociarse a un mayor riesgo de complicaciones tanto para la persona gestante como para el bebé, incluyendo problemas gestacionales, partos prematuros y mayor incidencia de cesáreas. Además, este fenómeno puede implicar retos en el ámbito sanitario, como la necesidad de protocolos específicos y un seguimiento más riguroso durante el embarazo. Desde una perspectiva social, también se plantean interrogantes sobre el apoyo familiar y la planificación a largo plazo, dado que estas madres enfrentan una mayor brecha generacional con sus hijos y mayores limitaciones en su capacidad para acompañar su desarrollo.