El Parlamento Europeo aprobó este jueves una propuesta para reducir el grado de protección del lobo en la Unión Europea, al pasar de la categoría de “estrictamente protegido” a “protegido” en la Directiva de Hábitats.
La medida fue avalada con 371 votos a favor, 162 en contra y 37 abstenciones, y está pendiente de ser ratificada formalmente por el Consejo de la UE.
La propuesta, presentada por la Comisión Europea, busca “armonizar la legislación comunitaria con el nuevo estatus del lobo en el Convenio de Berna”, que fue modificado a instancias de la propia UE.
Con el cambio, el lobo pasa del Anexo II al Anexo III del Convenio de Berna. Bajo el nuevo régimen, apunta la agencia EFE, los Estados miembros podrán autorizar ciertas medidas de control —incluida la caza— si justifican que las poblaciones “no están en peligro”.
El Estado español, Polonia y Bélgica se abstuvieron en la votación en el Consejo, pero Moncloa también ha aprobado a nivel interno una enmienda legislativa para excluir al lobo del listado de especies protegidas, según aprobó el Congreso de los Diputados en marzo con votos del Partido Popular, Vox, Junts y PNV.
Mientras tanto los gobiernos autonómicos de Galiza, Asturies, Cantabria y Castilla y León venían solicitando “flexibilizar” la gestión de esta especie al norte del Duero por el aumento de ataques al ganado.
La decisión ha sido respaldada por entidades como la Federación Europea de Caza y Conservación (FACE), la Organización Europea de Propietarios de Tierras (ELO) y la plataforma agrícola Copa-Cogeca, que considera que la medida “responde a preocupaciones legítimas de los agricultores”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, justificó la propuesta afirmando que “las manadas de lobos en algunas regiones de Europa se han convertido en un peligro real, especialmente para el ganado”.
En cambio, organizaciones ecologistas como WWF EU, BirdLife Europe, ClientEarth y la Oficina Europea de Medio Ambiente calificaron la medida de “movimiento político disfrazado de política pública” y advirtieron que “ignora la ciencia” y “pone en peligro uno de los mayores éxitos de conservación de Europa”.