El gran apagón que sufrió la península ibérica el pasado 28 de abril ha puesto en cuestión el estado del sistema eléctrico español, especialmente a falta de explicaciones claras y detalladas de sus causas.
En este contexto, se ha incrementado el uso de centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas natural, como medida de apoyo deliberada para reforzar la estabilidad de la red con tecnologías capaces de reaccionar rápidamente ante cualquier desajuste.
Según datos del sector y de Red Eléctrica consultados por El Economista, la presencia del gas en el mix energético del Estado español ha subido hasta el 14,9% en mayo, lo que supone un aumento de alrededor del 41% respecto al mes anterior.
Este refuerzo se ha realizado principalmente a través de los llamados “servicios de ajuste del sistema”, que funcionan fuera del mercado primario y se activan bajo criterio del operador para garantizar la seguridad del suministro.
Sin embargo, el gas es una fuente más cara que las energías renovables, por lo que su mayor uso implica un coste adicional. Los costes de los servicios de ajuste del sistema —que aseguran la estabilidad y la frecuencia de la red— han aumentado, pasando de 16,2 euros por megavatio hora en marzo a 29 euros en mayo.
Además, cabe destacar que este incremento del uso del gas ha sucedido en un contexto relativamente robusto de la generación de renovables: en mayo, la hidráulica y la solar han registrado grandes aumentos, y la fotovoltaica y la eólica han mantenido una producción considerable.
Aunque el precio mayorista de la electricidad se mantuvo relativamente bajo en primavera gracias a una combinación favorable de energía hidráulica, solar y eólica, los expertos advierten que en verano, cuando la producción renovable disminuye y la demanda aumenta por el uso de aire acondicionado, el gas podría tener un papel central y los precios podrían incrementarse considerablemente.
Este posible encarecimiento se trasladará a la factura eléctrica de hogares y empresas, que deberán afrontar costes mayores durante los meses estivales.
La ministra para la Transición Ecológica, Sara Aegesen, ha señalado que el sistema eléctrico está en modo “reforzado”, con restricciones técnicas y una mayor diversificación de tecnologías para “garantizar la seguridad del suministro”.
Sin embargo, especialistas y consultoras energéticas coinciden en que, mientras no se implementen soluciones técnicas más avanzadas, como el almacenamiento masivo con baterías, la red seguirá dependiendo del gas como “antibiótico de alto espectro”, con el consiguiente impacto en el coste de la electricidad para los consumidores.