Volvo Cars despedirá a 3.000 personas de sus oficinas en todo el mundo como parte de un plan de “reestructuración y reducción de costes”, en respuesta a la caída de la demanda, el aumento de los costes y la incertidumbre generada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea.
El anuncio, realizado este lunes, llega pocos días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con imponer aranceles del 50% a los productos europeos a partir del 1 de junio, aunque posteriormente aplazó la medida a julio para dar margen a las negociaciones con Bruselas.
La compañía, propiedad del grupo chino Geely, explicó que los despidos afectarán principalmente a empleados de oficina en Suecia, que representan alrededor del 15% de su plantilla administrativa global. Según el CEO Håkan Samuelsson, “es predominantemente personal de oficina en casi todas las áreas, incluyendo I+D, comunicación y recursos humanos”.
El director financiero, Fredrik Hansson, detalló que la mayoría de los recortes se concentrarán en Gotemburgo, sede central de Volvo, aunque todas las áreas y ubicaciones de la empresa se verán afectadas. La reestructuración supondrá un coste único de 160 millones de dólares y se completará antes del tercer trimestre de 2025.
Volvo justificó la medida por la caída del 11% en las ventas globales en abril y la dificultad para exportar modelos asequibles a EEUU si se aplican los nuevos aranceles. La empresa retiró su previsión financiera para 2025 y 2026, citando “la volatilidad del mercado y la presión sobre los márgenes”.
“La industria automovilística atraviesa un periodo especialmente difícil. Para afrontarlo, debemos mejorar la generación de caja y reducir estructuralmente nuestros costes”, declaró Samuelsson.