El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves recortar en 25 puntos básicos los tres tipos de interés oficiales, situando la facilidad de depósito en el 2%, las operaciones principales de financiación en el 2,15% y la facilidad marginal de crédito en el 2,40%, con efectos a partir del 11 de junio.
Se trata del séptimo recorte consecutivo y el octavo desde el inicio del ciclo bajista, una decisión adoptada “prácticamente por unanimidad”, según la presidenta Christine Lagarde, y motivada por la estabilización de la inflación en torno al objetivo del 2% a medio plazo.
El BCE ha revisado a la baja sus previsiones de inflación para la eurozona: la tasa media prevista para 2025 se sitúa en el 2% y para 2026 baja al 1,6%, manteniéndose en el 2% en 2027. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos, se situará en el 2,4% en 2025 y el 1,9% en 2026 y 2027.
El organismo atribuye esta evolución a la moderación de los precios energéticos, la apreciación del euro y la “contención” de los salarios, factores que han permitido dar por controlada la crisis inflacionista iniciada en 2022.
En cuanto al crecimiento, el BCE mantiene la previsión para 2025 en el 0,9%, rebaja una décima la de 2026 al 1,1% y la de 2027 queda en el 1,3%.
La entidad advierte que las tensiones comerciales y la incertidumbre global podrían afectar a las exportaciones y la inversión empresarial a corto plazo, aunque prevé que el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructuras respalde el crecimiento a medio plazo.
El BCE señala que si las tensiones comerciales se agravan, crecimiento e inflación podrían situarse por debajo de lo previsto, mientras que una resolución favorable de las mismas impulsaría ambos indicadores.