El Estado español recibió más de 35 millones de turistas internacionales solo en los primeros cinco meses de 2025, un 5,5% más que en el mismo periodo del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El gasto turístico total alcanzó los 46.586 millones de euros, un 8,1% más que en 2024, con un desembolso medio diario por viajero de 209 euros, un 27% superior al registrado en mayo de 2019. En mayo, el Estado español recibió 9,4 millones de turistas, un 1,5% más que en mayo de 2024, que generaron un gasto de 12.254 millones, con un crecimiento del 4,9%.
Sin embargo, este crecimiento turístico se acompaña de un aumento significativo de la presión sobre el territorio, especialmente por el auge de las viviendas de uso turístico (VUT). Según un informe de Exceltur, la presión turística aumentó un 51% en 2024 respecto a 2023, impulsada en gran medida por un crecimiento medio anual del 17,5% en el número de viviendas turísticas, que ya superan las 368.000 unidades en el Estado. Esta expansión ha generado problemas de saturación, especulación inmobiliaria acelerada y dificultades de acceso a la vivienda para la clase obrera local, además de un aumento de la actividad turística ilegal, con hasta un 38% de pisos turísticos operando sin licencia en algunas ciudades.
Si la afluencia turística y la proliferación de viviendas turísticas continúan a este ritmo, expertos y organizaciones sociales advierten que se agravarán aún más los problemas de gentrificación, pérdida de vivienda asequible y deterioro de la convivencia en muchas comunidades.
Proyecciones
Las previsiones para el cierre de 2025 anticipan un escenario aún más alarmante: el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) prevé que el sector turístico supere los 260.000 millones de euros de aportación al PIB estatal, lo que equivaldría a casi el 16% de la economía y a 3,2 millones de empleos vinculados al sector. Sin embargo, Exceltur y otros organismos advierten que, si el ritmo de crecimiento actual se mantiene, el déficit estructural de vivienda podría superar las 600.000 unidades en los próximos años, agravando la expulsión de residentes de los centros urbanos y la gentrificación de barrios enteros.
Analistas como BBVA Research alertan de que el “modelo turístico español puede estar acercándose a un límite físico y social” y que la presión turística podría derivar en conflictos sociales y un rápido deterioro de la calidad de vida en las zonas más afectadas.