Nuevas rupturas en el MJCF reavivan el llamado a reconstruir un partido comunista revolucionario

Nancy, Altos del Sena y Nord anuncian su salida del movimiento juvenil del PCF mientras ex militantes lanzan un llamado desde la URC a reagrupar a las juventudes comunistas “huérfanas de partido”.

Imagen de archivo de una manifestación del MJCF.
Foto: @JC92nord (X)

En el transcurso de las últimas semanas, tres estructuras federales del Mouvement Jeunes Communistes de France (MJCF) —correspondientes a Nancy, Altos del Sena Norte (París) (92N) y el departamento del Norte (59)— han anunciado públicamente su ruptura organizativa del MJCF, profundizando así una crisis estructural en el seno de las juventudes del Partido Comunista Francés (PCF).

Las declaraciones de escisión, formuladas por colectivos enteramente constituidos, denuncian una combinación de “prácticas burocráticas, exclusiones políticas, autoritarismo, acoso ideológico y deriva revisionista”, atribuidas tanto a las direcciones locales como estatales del MJCF. En paralelo, el pasado 11 de julio, un grupo de antiguos militantes y cuadros del movimiento ha impulsado, desde la Unión por la Reconstrucción Comunista (URC), un llamado a reagrupar a las juventudes comunistas “huérfanas de partido” y “reconstruir una alternativa comunista revolucionaria a escala nacional”.

Crisis interna prolongada

En el caso de la JC Nord (59), la ruptura colectiva fue decidida por asamblea general extraordinaria el 6 de julio. En su comunicado fundacional —difundido en redes sociales— la organización califica al MJCF de ser “una cáscara vacía”, desconectada de la juventud trabajadora y subordinada a los intereses electorales del PCF. Denuncian además calumnias racistas, exclusiones arbitrarias, islamofobia y una dirección nacional centrada en consolidar el aparato partidario, sin escuchar ni respetar la democracia interna.

Por su parte, en Nancy (federación 54), la escisión se formalizó unas semanas antes, motivada por “diferencias irreconciliables con la línea revisionista”, un ambiente tóxico hacia ciertas militantes y graves deficiencias en la formación ideológica. Las críticas apuntan tanto a comportamientos de acoso como a decisiones inconsultas sobre el apoyo del MJCF local a la lista del PCF en las elecciones europeas, sin respetar la orientación votada estatalmente sobre la salida de la UE y la OTAN. También se denuncia una “falta sistemática de discusión militante” sobre temas como el racismo, la lucha trans o la cuestión palestina, acompañada de censuras en el Congreso de 2024.

En el caso de la JC92 Nord (Altos del Sena Norte), la ruptura se precipitó tras la expulsión política de un miembro a partir de su defensa del marxismo-leninismo, la causa palestina y su oposición al islamofobia. El comunicado denuncia explícitamente una purga ideológica y una sistemática vulneración de la democracia interna, como la imposición desde la dirección nacional de los delegados al Congreso del MJCF, la exclusión de enmiendas votadas por la mayoría local, y la negación reiterada de convocar asambleas para renovar el liderazgo.

Un trasfondo político más amplio

Los tres grupos apuntan, en sus propios términos, a un “colapso organizativo, ideológico y estratégico de la dirección nacional del MJCF”, al que acusan de haberse convertido en una “simple cantera electoral” del PCF, con una línea ajena al marxismo y desconectada de las luchas sociales.

Este malestar ha dado también lugar a iniciativas desde fuera del MJCF. En particular, el llamamiento del 11 de julio difundido por la URC, y firmado por ex militantes, adherentes y cuadros del MJCF, realiza un balance crítico de décadas de involución del PCF: “el abandono de los principios marxistas-leninistas, la desconexión con las organizaciones de masas y la subordinación a la socialdemocracia”. El texto denuncia como “traiciones” las posiciones del PCF sobre las violencias policiales, la islamofobia y la ofensiva sionista contra Palestina, que consideran como “manifestaciones estructurales de una orientación cada vez más reaccionaria”.

Desde esa perspectiva, la URC considera que el PCF “ya no es un partido comunista” ni en teoría ni en práctica, y que el MJCF habría terminado siendo “una mera prolongación de ese aparato, imposibilitando cualquier reconstrucción revolucionaria desde dentro”.

Hacia una nueva articulación comunista juvenil

Tanto los colectivos escindidos como la URC coinciden en la necesidad de impulsar una nueva estructura comunista, revolucionaria y de masas, surgida desde el debate ideológico y la práctica organizada desde abajo. Algunas de estas organizaciones se han relanzado como estructuras autónomas de jóvenes comunistas independientes, abiertas a colaborar con otras agrupaciones en ruptura con el MJCF. La JC Nord, por ejemplo, ha fundado los Jeunes Communistes Indépendants du Nord.

El documento de la URC concluye con un llamamiento a “reunir fuerzas dispersas”, “superar guerras de capillas” e iniciar “un proceso de reconstrucción partidaria sobre una base marxista-leninista, antiimperialista y revolucionaria”.

“El partido comunista del que Francia necesita aún no existe —afirman—. Pero debe nacer de la articulación entre experiencias militantes locales, posicionamientos ideológicos claros y una voluntad colectiva de superar el ciclo de derrotas”.

Epílogo abierto

Estas rupturas organizativas —que van más allá de disputas locales— reflejan una fractura profunda en el seno de la juventud comunista francesa respecto al rumbo del PCF y su aparato juvenil. Estas iniciativas podrían sentar las bases para una nueva generación de militancia comunista, férreamente crítica con el electoralismo, y decidida a reorganizarse por fuera de las estructuras heredadas de la posguerra. En los próximos meses se verá si estas salidas logran converger con otros espacios o bien abren nuevos caminos para un eventual reagrupamiento.