EE.UU. publica 230.000 páginas sobre el asesinato de Martin Luther King Jr.

Los archivos incluyen informes del FBI, memorandos internos y testimonios carcelarios, sin revelar datos inéditos sobre la relación entre el asesinato y agencias del Estado. La familia King exige cautela ante su difusión.

Imagen de archivo de un discurso de Martin Luther King Jr.
Foto: vía forums.kayako.com

Más de 230.000 páginas de documentos sobre el asesinato de Martin Luther King Jr. fueron publicadas el pasado lunes por la Oficina del Director Nacional de Inteligencia de EE.UU., por orden de la administración de Donald Trump. Según confirmó la directora, Tulsi Gabbard, los archivos desclasificados incluyen “posibles pistas, memorandos internos del FBI, información sobre compañeros de prisión de James Earl Ray y documentos de inteligencia relacionados con su seguimiento internacional”. The Washington Post destaca que esta es la primera gran publicación digital completa de ese expediente, con escasas redacciones, y forma parte de la orden ejecutiva firmada por Trump en enero para desclasificar documentos sobre los asesinatos de John F. Kennedy, Robert F. Kennedy y Martin Luther King Jr.

Los documentos recogen investigaciones del FBI y del Congreso realizadas entre 1968 y 1979, pero no aportan nueva información sobre el papel del FBI en el crimen, una hipótesis aún defendida por los hijos del líder asesinado. Martin Luther King III y Bernice A. King advirtieron en un comunicado que difundir sin contexto las actividades de vigilancia del FBI sobre su padre puede “alinear inadvertidamente a quienes lo hagan con una campaña de descrédito contra el Movimiento por los Derechos Civiles”. Asimismo, insistieron en que el Dr. King fue objetivo de “una campaña de vigilancia invasiva, depredadora y profundamente perturbadora” dirigida por el entonces director del FBI, J. Edgar Hoover.

Los archivos no revelan si existen materiales relacionados con la vigilancia doméstica que aún están sellados por mandato judicial hasta 2027, producto de un acuerdo legal alcanzado en 1977. En ese contexto, la familia King reiteró que aún cree en la inocencia de James Earl Ray, condenado por el asesinato, y sostiene que fue manipulado para asumir la culpa. En 1999, una demanda civil impulsada por la familia concluyó que existió una conspiración que involucraba a agentes estatales. Sin embargo, investigaciones posteriores del Departamento de Justicia no habrían hallado pruebas concluyentes que apoyaran esta versión, aunque la profundidad, el rigor y la imparcialidad de las investigaciones ha sido objeto de debate en EE.UU.

La publicación de los archivos sobre King se produce en paralelo a las demandas públicas por la liberación de otros documentos clasificados, como los del caso de Jeffrey Epstein. Bernice A. King señaló en su cuenta de X: “Ahora, liberad los archivos sobre Epstein”.

Mientras tanto, figuras públicas vinculadas al entorno de King adoptaron posturas divergentes: su sobrina Alveda King calificó la desclasificación como “un paso histórico hacia la verdad”. Sin embargo, la propia historia de encubrimientos, vigilancia política y procesos judiciales incompletos sobre el asesinato de King mantiene abierta una controversia que afecta tanto a la legitimidad de las instituciones como al legado del movimiento por los derechos civiles.

El pensamiento radical silenciado de King

En paralelo al material relacionado con su asesinato, múltiples testimonios y documentos conservados en archivos personales revelan aspectos menos conocidos del pensamiento político de King. Varios documentos y testimonios de época —incluidos en el archivo personal de King y recogidos por David J. Garrow en Bearing the Cross (pp. 591–592)— muestran el giro político que el líder afroamericano estaba realizando en los meses previos a su asesinato. En varios discursos de los años sesenta, King instó a transformar “la protesta social episódica en el martillo de la revolución social” y afirmó que “no estamos interesados en integrarnos en esta estructura de valores”, en referencia directa al capitalismo estadounidense. Su llamada a una “revolución radical de los valores” se basaba en “pasar de una sociedad orientada a las cosas a una orientada a las personas”, alejada de la lógica del beneficio económico. Estas declaraciones están documentadas en sus intervenciones públicas y en Bearing the Cross, biografía de David J. Garrow publicada en 1986.

Imagen de archivo de Martin Luther King Jr. reunido con el líder revolucionario afroamericano El-Hajj Malik El-Shabazz, Malcom X.

En reuniones internas de la Southern Christian Leadership Conference en 1968, poco antes de su asesinato, King fue aún más explícito: reconoció ante su equipo que “el capitalismo, tal y como está construido, no puede satisfacer las necesidades de los pobres” y propuso explorar “una especie de socialismo democrático”, aunque pidió que no se registraran esas palabras. “No puedo decir esto públicamente –dijo a sus colaboradores– y, si decís que lo he dicho, no lo voy a admitir”. También remarcó que la desobediencia civil tenía que ser “dislocativa e incluso disruptiva”, ya que “la persuasión sin presión no cambia las estructuras de poder”. Este pensamiento —el más radical de su trayectoria— no fue desarrollado debido a su asesinato en abril de ese año.