El pasado martes, Pernando Barrena, eurodiputado por EHBildu, concedió una entrevista al programa Boulevard de Radio Euskadi en la que habló, mayormente, de la cuestión del rearme y la guerra. La entrevista, difundida y promocionada por la formación política a la que pertenece, es muy clarificadora y arroja luz sobre la posición militarista de la socialdemocracia vasca que, para sorpresa de nadie, en nada se diferencia de la de la socialdemocracia internacional.
Aitor Martínez
Aunque se vista de seda…
Aquí y ahora, los tiempos exigen recuperar el principio fundante de la Primera Internacional: unidad internacional del proletariado, lo que significa igualdad de derechos para el proletariado migrante con el objetivo inmediato de anular el poder del capital, sostenido en la división y enfrentamiento interno de la clase obrera, y organización contra el capital
No banalizar el fascismo
La banalización del fascismo es abrirle las puertas para que siga avanzando. Nada de lo que ya está sucediendo es una nimiedad. Tenemos que estar preparados para hacer frente a todas y cada una de las expresiones fascistas, allí donde se encuentren y así como se expresen. Y, sobre todo, hacer frente, urgentemente, a quienes consideran el fascismo cosa del pasado, o cosa ajena a ciertas esencias nacionales. Muy al contrario, está muy presente y se desarrolla a pesar de esas esencias y, sobre todo, por medio de ellas.
Racismo estructural
En las últimas semanas estamos asistiendo a un bochornoso estriptis político e ideológico de la socialdemocracia en general, y de manera especial de la socialdemocracia nacionalista vasca, en lo que respecta a la cuestión de la migración. En su prensa se han multiplicado los artículos explícitamente racistas, una declaración de guerra abierta a los migrantes; las respuestas, sin embargo, han sido de corte filosófico, reflexiones en torno al racismo y llamadas desesperadas al pragmatismo, a no perder la oportunidad de ganarse a los migrantes para la causa socialdemócrata.