Las quiebras corporativas en EEUU han alcanzado su nivel más alto desde la última crisis financiera global, con 686 empresas que se declararon en quiebra en 2024, lo que representa un aumento del 8 % respecto al año anterior, según datos de S&P Global Market Intelligence recogidos por Financial Times. Esta cifra es la más alta desde 2010, cuando 828 compañías se declararon en quiebra. El aumento de quiebras muestra que cada vez más compañías se ven desafiadas por las tasas de interés, que han presionado a las empresas que ya enfrentaban una demanda de consumidores más débil, especialmente en sectores dependientes del gasto discrecional. La quiebra de Party City, que presentó su segundo expediente de quiebra consecutivo, ejemplifica las dificultades financieras que enfrentaron muchas empresas en 2024.
Si bien las quiebras aumentaron, también lo hicieron los intentos extrajudiciales para evitar la insolvencia, con estas acciones superando el número de quiebras por dos a uno, según Fitch Ratings. Estas maniobras, conocidas como “ejercicios de gestión de pasivos”, se han convertido en una estrategia común para las empresas con altos niveles de deuda. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, muchas compañías no lograron recuperarse, lo que exacerbó la presión financiera tanto para las empresas como para sus prestamistas. El impacto de estos incumplimientos corporativos ha sido generalizado, con grandes empresas como Tupperware, Spirit Airlines y Red Lobster también presentando quiebras aceleradas por las presiones inflacionarias y la reducción del gasto de los consumidores.
A pesar de una leve relajación de la presión a finales de 2024, cuando la Reserva Federal comenzó a reducir las tasas de interés, el entorno económico sigue siendo desafiante. Se espera que la reducción de las tasas continúe, aunque a un ritmo mucho más lento, con una disminución planeada de solo medio punto porcentual en 2025. Según los expertos, aunque el aumento de las quiebras corporativas es preocupante, el impacto en la economía en general y en el sistema bancario sigue siendo limitado por el momento. Sin embargo, la continua presión por los altos costos y el comportamiento cauteloso de los consumidores podría seguir dificultando la recuperación de muchas empresas, según declaraciones de el economista jefe de EY Gregory Daco en Financial Times.