China alcanzó en 2024 un superávit comercial histórico de 990.000 millones de dólares, según informó el lunes la Administración General de Aduanas del país. Este resultado marca un hito al superar en términos ajustados por inflación cualquier superávit anual registrado en el último siglo. Las exportaciones chinas alcanzaron los 3,58 billones de dólares, mientras que las importaciones se situaron en 2,59 billones, reflejando un dominio manufacturero global comparable solo con el de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, según admite The New York Times.
El crecimiento de las exportaciones chinas abarca sectores como los automóviles eléctricos, los paneles solares y otros productos tecnológicos. Empresas como BYD han contribuido al auge exportador, mientras que la política estatal Made in China 2025 ha reducido la dependencia de bienes importados, promoviendo la autosuficiencia industrial. Sin embargo, la expansión comercial ha generado tensiones internacionales. Países como Estados Unidos y miembros de la Unión Europea han impuesto aranceles a productos chinos, mientras que economías emergentes, como Brasil e India, intentan proteger sus sectores manufactureros frente a la competitividad de los precios chinos.
La dependencia de China en las exportaciones también refleja debilidades internas. Un desplome en el mercado inmobiliario ha reducido el consumo doméstico, y la sobreproducción industrial ha llevado a caídas de precios y problemas financieros en algunas empresas. A pesar de estos desafíos, China produce actualmente un tercio de los bienes manufacturados a nivel global, consolidando su posición como un actor clave en el comercio internacional. Analistas se preguntan si este dominio será sostenible ante el endurecimiento de las políticas proteccionistas en otros países.