El empleo en el Estado español alcanzó un nuevo récord en 2024, con 21,8 millones de ocupados, según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el INE. El paro se redujo en un 9,3%, con 265.300 personas menos desempleadas, mientras que la ocupación creció en 468.100 puestos, un 3,8% más que en 2023. Sin embargo, los datos del empleo en el Estado español siempre llevan letra pequeña: en este caso, el aumento de los contratos a jornada parcial, que superaron por primera vez los tres millones, un máximo histórico desde 2005. Este tipo de contratos creció un 9,5% en el año, muy por encima del aumento general del empleo (2,2%), lo que demuestra su papel clave en la recuperación del mercado laboral.
No obstante, los contratos parciales presentan desafíos significativos. Según confiesa UGT, el 44,6% de los trabajadores a tiempo parcial lo hacen de forma involuntaria, es decir, no encuentran empleos a jornada completa. Esta situación, unida a la alta rotación laboral y la temporalidad, genera “inseguridad económica y social”, según Joaquín Pérez, secretario general de USO. Además, existe una notable brecha de género: el 74% de los contratos parciales son ocupados por mujeres, muchas de las cuales asumen tareas de cuidado de personas dependientes, según el informe del centro de investigación Iseak.
Otros aspectos preocupantes incluyen el crecimiento del empleo público, que alcanzó un récord histórico de 3,59 millones de trabajadores, mientras que el sector privado solo creció en 453.500 puestos en el año. Además, aunque los contratos indefinidos aumentaron en 589.400 personas, expertos como Valentín Bote, de Randstad Research, advierten en El Independiente de que muchos de estos contratos son “falsos indefinidos” o fijos discontinuos, que combinan periodos de trabajo con inactividad. La tasa de actividad del Estado español (58,49%) también sigue siendo baja en comparación con la media de la UE (75%) y países como Alemania (80%).