El reciente congelamiento de ayudas exteriores por parte del presidente Donald Trump ha generado un caos global en el sector del periodismo. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que financiaba a más de 6.200 periodistas y apoyaba a 707 medios de comunicación y 279 “ONGs” del sector en todo el mundo, ha visto paralizadas sus operaciones. En países como Ucrania, donde nueve de cada diez medios dependen de subsidios internacionales y USAID es el principal donante, la suspensión ha obligado a varios medios locales a cesar actividades o buscar alternativas para sobrevivir.
Por ello, la USAID ha sido señalada repetidas veces desde la su creación en la Guerra Fría como “una red de propaganda y operaciones encubiertas de la CIA”. Reporteros Sin Fronteras (RSF), que depende de las ayudas de la agencia, ha denunciado que esta medida “amenaza la sostenibilidad de los medios independientes”; medios que, paradójicamente, dependían casi en su totalidad de la financiación estadounidense.
Para estos medios, Washington tenía prevista una partida presupuestaria que superaba los 268 millones de dólares en 2025. Particularmente, destacan medios de comunicación de regiones donde los intereses de EEUU se ven seriamente comprometidos, como Irán, Rusia y algunos países del Sahel. Pero el impacto más notable ha sido en Ucrania, donde prácticamente todos los medios de comunicación dependen de esta agencia del Gobierno de EEUU. El 80% del presupuesto de Slidstvo.Info, por ejemplo, se ha visto comprometido.
A pesar de que el gobierno estadounidense haya declarado que la suspensión durará solo 90 días, organizaciones temen que los recortes puedan volverse permanentes. Otros expertos, en cambio, anuncian que este apoyo no desaparecerá, sino que cambiará de forma y dependerá de forma mucho más directa de la Casa Blanca; aún más, si cabe.