En un estudio publicado recientemente por la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia (ATH-ELE) del que se ha hecho eco El Salto, se corrobora que muchas trabajadoras domésticas internas en el Estado español sufren condiciones laborales extremas, trabajando más horas de las permitidas y recibiendo sueldos por debajo del salario mínimo. Según el informe, dos de cada tres trabajadoras internas superan las 60 horas semanales, violando la normativa laboral que establece un máximo de 40 horas de trabajo efectivo y 20 de “presencia”. Además, más del 40% de las empleadas internas no alcanza el salario mínimo interprofesional. El estudio fue realizado con datos obtenidos con una muestra de 575 trabajadoras en la ciudad de Bilbao.
El trabajo doméstico, especialmente en su modalidad interna, está estrechamente vinculado a tareas de cuidados de personas mayores y en situación de dependencia. A pesar de ser esencial, las condiciones de trabajo son duras. Más de la mitad de las trabajadoras internas no gozan del descanso obligatorio de 36 horas consecutivas durante el fin de semana, y algunas no pueden ni siquiera salir durante la jornada entre semana. Además, muchas enfrentan dificultades para acceder a las vacaciones, con un 18% de las trabajadoras que aseguran no poder disfrutar de ellas ni recibir el pago correspondiente.
El estudio también destaca las peores condiciones de aquellas trabajadoras en situación administrativa irregular. El 25% de las trabajadoras internas en esta situación enfrentan jornadas laborales aún más extensas, superando el límite de 60 horas semanales en un 78% de los casos estudiados. A pesar de la importancia de estas trabajadoras, muchas no están dadas de alta en la Seguridad Social, y casi la mitad de las trabajadoras externas también se encuentran en una situación similar. Con sueldos pagados en efectivo y sin contratos formales, las trabajadoras del hogar se ven atrapadas en un sistema laboral opaco que perpetúa la vulnerabilidad y la explotación ilegal.