El consorcio encabezado por Sidenor, con apoyo del Gobierno vasco y entidades vinculadas a Kutxabank, ha alcanzado un acuerdo para adquirir el 29,8% de Talgo. La operación se produce después de que el Gobierno español bloqueara la oferta del grupo húngaro Ganz-Mavag y disuadiera a otras firmas extranjeras como la polaca Pesa y la india Jupiter Wagons de presentar sus propuestas. La decisión final ha sido adoptada por Trilantic, el fondo propietario de Talgo, según ha informado eldiario.es.
El plan de compra contempla una inversión total de hasta 177 millones de euros, con 155 millones de pago directo. Sidenor, el Gobierno Vasco (a través del fondo Finkatuz) y BBK aportarán 45 millones de euros cada uno, mientras que la Fundación Vital contribuirá con 20 millones. El precio de compra oscila entre 4,15 y 4,80 euros por acción, dependiendo del cumplimiento de objetivos industriales. La operación se diseñó para evitar una oferta pública de adquisición (OPA) obligatoria, manteniéndose justo por debajo del 30% de participación.
Desde Lakua han subrayado que esta adquisición busca “preservar el arraigo de Talgo en Euskadi”, donde la compañía mantiene una planta clave en Ribabellosa (Araba), con 700 empleados. El lehendakari Imanol Pradales destaca la importancia de la operación, pero pide “tranquilidad” mientras se cierran los detalles pendientes. No obstante, el Ejecutivo autonómico aspira a trasladar la sede social de la empresa de Madrid a Euskal Herria, una decisión que aún depende del consejo de administración de Talgo.
La compra ha generado movimientos internos en Talgo. Este viernes, el vicepresidente de la compañía, José María Oriol Fabra, ha presentado su dimisión “irrevocable” por “motivos personales”, según ha informado la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Su renuncia se suma a la de otros consejeros que abandonaron el cargo en medio de las tensiones por la venta.
El consejero de Industria del Gobierno Vasco, Mikel Jauregi, explica que la negociación con Sidenor surgió de la preocupación por la posible pérdida de Talgo. “Tenemos una empresa aquí que podríamos perder, y en Euskadi necesitamos apostar por la industria y su arraigo”, afirmó en declaraciones recogidas por eldiario.es. A partir de ahora, el reto de Lakua será desarrollar un plan industrial que permita a Talgo cumplir con su cartera de pedidos, que supera los 4.000 millones de euros.