Diversos estudios recogidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), realizan un análisis detallado sobre qué consecuencias podría acarrear oleada global de aranceles. Los datos se extrajeron en 2018, mucho antes de la guerra comercial iniciada por Estados Unidos recientemente. El FMI señala que un incremento de 3,6 puntos porcentuales en los aranceles podría arrastrar el PIB global hacia abajo en un 0,4% en el mediano plazo. Las variaciones podrían ser más o menos acusadas dependiendo de las particularidades socioeconómicas de cada país, pero el estudio señala una subida generalizada del desempleo y el encarecimiento de los productos básicos.
Según los mismos datos, en ese escenario la productividad laboral disminuye en aproximadamente 0,9% después de cinco años del endurecimiento de los aranceles; originando el aumento del desempleo ya mencionado. Relacionado con el punto anterior, se explicita claramente el crecimiento de la desigualdad económica, medido por el índice de Gini, que se hace estadísticamente significativo a partir del segundo año tras el hipotético aumento arancelario.
Además, los estudios resaltan los efectos asimétricos de los aranceles. El daño que ocasionan al crecimiento y a la producción (hasta un 1% de disminución del producto en economías avanzadas al cabo de cuatro año) tampoco se compensa plenamente con los beneficios derivados de una posterior liberalización. Esta pérdida se intensifica si los aranceles aumentan en un momento de expansión económica, cuando las consecuencias pueden superar el 1% de caída en el producto, lesionando, de nuevo, con mayor fuerza el poder adquisitivo de quienes trabajan por salarios mínimos.
Por último, se destaca que el impacto sobre la industria manufacturera y sectores estratégicos queda evidenciado cuando se gravan los insumos: la producción sectorial puede decrecer hasta en un 6,4% al cabo de cinco años (un incremento del 178% respecto a la variación en aranceles), con una caída simultánea de 3,9% en la productividad. Partiendo de la estimación de un incremento del 3,6%, estas proyecciones ya muestran un impacto grave en los estratos sociales más vulnerables, por lo que considerando que en sectores esenciales como el metal se comienzan a aplicar aranceles de hasta el 25%, los efectos negativos podrían ser considerablemente más pronunciados.