La congelación de los fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha dejado en una situación crítica a numerosos medios de comunicación de Ucrania y otros países de Europa del Este que, paradójicamente, se presentaban como “independientes”. USAID, que durante años ha financiado programas propagandísticos que explican en gran medida los sucesos desde el Euromaidan de 2014. En palabras de Nataliia Kalinichenko, editora del periódico ucraniano Bilopilshchyna, este recorte presupuestario pone en peligro iniciativas de lo que ellos consideran “libertad de información”.
Medios nacionales e internacionales, como Ukrainska Pravda y Hromadske, se enfrentan a la desaparición debido a la falta de recursos. Oksana Romaniuk, directora del Instituto de Información de Masas (IMI), reconoció que “el 80% de los medios ucranianos dependen de USAID”, lo que pone en evidencia la dependencia de los medios ucranianos hacia la financiación extranjera. La reducción de estas ayudas públicas abre la puerta a una posible concentración mediática bajo el control de los oligarcas locales e internacionales, de forma similar a lo que ocurre en EEUU o Europa.