Somalia se enfrenta a una crisis alimentaria alarmante, con 4,4 millones de personas, el 23% de su población, en riesgo de hambre extrema para abril de 2025. La alerta fue emitida este miércoles por el Gobierno somalí y diversas agencias de la ONU, que también señalaron que 3,4 millones de personas ya padecen hambruna, según el último análisis de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF). Esta grave situación se ve exacerbada por la falta de financiación para la respuesta humanitaria, que actualmente solo ha recibido un 12,4% de los 1.420 millones de dólares necesarios.
Las agencias involucradas en la alerta incluyen la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Según Mohamuud Moallim, comisario de la Agencia de Gestión de Desastres de Somalia (SoDMA), el impacto de la sequía, los conflictos prolongados y una caída sin precedentes de la financiación humanitaria están empeorando la crisis. Se prevé que la situación empeore entre abril y junio, cuando las lluvias sean inferiores a la media y las cosechas se desplomen.
La falta de fondos ha provocado la reducción o eliminación de programas esenciales, afectando principalmente a los hogares con bajos rendimientos agrícolas, los desplazados internos y los pastores con recursos limitados. Además, las agencias estiman que 1,7 millones de niños menores de cinco años enfrentan desnutrición aguda antes de finales de 2025, con 466.000 de ellos en riesgo de desnutrición aguda severa. La mayoría de esta carga se concentra en el sur de Somalia, donde desde hace unos años existe una sequía prolongada y donde el grupo Al-Shabaab, filial de Al-Qaeda, controla partes del territorio, dificultando aún más la llegada de ayuda humanitaria.