La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunció el lunes, en la novena Conferencia sobre el Futuro de Siria, un paquete de ayuda de 2.500 millones de euros hasta 2026 para “apoyar la reconstrucción y la transición política en el país”.
Von der Leyen subrayó que “el pueblo sirio nos necesita más que nunca” y destacó “avances” como el reciente acuerdo entre las nuevas autoridades de Damasco, encabezadas por una coalición liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), sucesora directa de Al Qaeda en Siria, y las Fuerzas Democráticas Sirias de los kurdos sirios. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), hasta 1,5 millones de desplazados podrían regresar a sus hogares este año.
Además, la UE ha flexibilizado recientemente sanciones a sectores clave como la banca, la energía y el transporte, pero condiciona cualquier levantamiento adicional a la implementación de una “transición política inclusiva”.
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, admitió que la situación en Siria “sigue siendo frágil”, señalando los recientes “ataques” en zonas costeras y la persistente inestabilidad. En estos últimos episodios, se estima que cientos de personas pertenecientes a la minoria alauita fueron masacradas por fuerzas de HTS.
El ministro sirio de Asuntos Exteriores, Assad al-Shaibani, participó por primera vez en la conferencia y solicitó a la UE un “plan real que trascienda la ayuda humanitaria”, insistiendo en que “las sanciones aún vigentes dificultan la recuperación económica y la provisión de servicios básicos”.
El Estado español anunció un aporte de 10 millones de euros para la “reconstrucción siria” a manos de las nuevas autoridades salafistas, mientras que Alemania comprometió cerca de 300 millones y el Reino Unido destinará 190 millones.
Von der Leyen reiteró que la UE está dispuesta a avanzar en el apoyo a Siria “en la medida en que se cumplan los compromisos de transición y reconciliación”. Fuentes diplomáticas europeas señalaron que “cualquier retroceso en derechos fundamentales podría revertir la suspensión de sanciones y afectar el flujo de ayuda internacional”; vistos los sucesos recientes en Latakia y Tartus, algunos analistas internacionales presentan sus dudas al respecto.