En los últimos años, el uso de la inteligencia artificial (IA) se ha incrementado de forma notable, traduciéndose en una demanda energética cada vez mayor. Aunque el consumo mundial asociado a modelos de IA todavía representa alrededor de un 0,02% de la energía total (cerca de 20 teravatios-hora), se prevé que esta cifra crezca de manera acelerada por el auge de aplicaciones como asistentes virtuales y vehículos autónomos, de acuerdo con previsiones del Banco Central Europeo.
El sector tecnológico, liderado por las siete mayores empresas de Estados Unidos, ya experimenta un incremento anual del 19% en su consumo eléctrico, muy por encima de la media de las compañías del S&P 500.
De cara a 2026, los pronósticos señalan que la demanda de energía en centros de datos –incluyendo aquellos con IA– podría aumentar un 80% en comparación con 2022. Dentro de ese incremento, la fracción atribuible a la IA sumaría alrededor de 90 TWh adicionales, es decir, un 20% del aumento total. Esto equivale aproximadamente al 4% del consumo actual de electricidad en la Unión Europea. Además, se espera que China y Estados Unidos lideren el crecimiento en el rubro, con subidas estimadas de 70 TWh y 60 TWh respectivamente.
En un escenario en el que la totalidad de esta nueva demanda energética recayera sobre plantas de gas natural, los precios del gas podrían encarecerse hasta en un 9% en Asia y Europa, y alrededor de un 7% en Estados Unidos. Sin embargo, la contribución directa de la IA a este incremento se mantendría relativamente contenida –en torno a 2 puntos porcentuales–, debido a la gran escala de dichos mercados.