El ahorro de las familias en el Estado español está experimentando un cambio estructural. Según los últimos datos del Banco de España, los fondos de inversión representaron en 2024 más del 16% de los activos financieros de los hogares, frente al 8% registrado en 2013.
En paralelo, los depósitos bancarios tradicionales han caído por debajo del 35% del total, muy lejos del 43% que alcanzaban antes de la crisis inmobiliaria. Este viraje refleja una mayor disposición al riesgo y una estrategia de inversión más diversificada por parte de los hogares que disponen fondos para ello.
El entorno macroeconómico ha sido clave para este desplazamiento. La caída prolongada de los tipos de interés, primero por la crisis financiera y después por la inflación, redujo la rentabilidad de los productos bancarios tradicionales.
En cambio, los fondos de inversión especulativos ofrecieron mayores retornos en un contexto de aparente recuperación de los mercados bursátiles. En 2024, el Ibex 35 se revalorizó un 14,7% y Wall Street alcanzó máximos históricos con un alza del 23,4%, según datos recopilados por Cinco Días y el propio Banco de España.
No obstante, la distribución del nuevo patrimonio financiero no es homogénea. “Son sobre todo las familias con mayor renta y personas mayores de 50 años quienes concentran el grueso del ahorro invertido”, explica Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas.
La riqueza neta de los hogares alcanzó en 2024 los 2,3 billones de euros, según el Banco de España, pero esta se reparte de forma desigual, con las generaciones más jóvenes y las familis más pobres acumulando menos activos.