Estados Unidos compromete operaciones sanitarias en zonas de conflicto

La decisión de Washington de retirar fondos internacionales ya afecta a Gaza y Sudán, donde la OMS advierte de una grave pérdida de capacidad para vigilar y contener brotes epidémicos.

Paciente infantil de cólera en Sudán.
Foto: Unicef

El congelamiento de la ayuda exterior de Estados Unidos, decretado por la administración de Donald Trump desde su llegada al poder en enero de 2025, está teniendo consecuencias directas en la salud pública de regiones en conflicto, según denunció el 20 de abril Hanan Balkhy, directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la región del Mediterráneo oriental.

Entre las medidas adoptadas figuran el desmantelamiento de la agencia estadounidense de cooperación USAID —que gestionaba un presupuesto anual de 42.800 millones de dólares y representaba el 42% de la ayuda humanitaria global— y el cese del financiamiento a la OMS, que se ve obligada a reducir su presupuesto en un 20%. Estados Unidos no ha pagado su contribución de 2024 y podría no hacerlo en 2025, informó Le Monde con base en reportes de AFP.

En la Franja de Gaza, donde un año y medio de genocidio israelí contra el pueblo palestino ha dejado fuera de servicio la mayoría de los hospitales, la OMS alerta de que “el apoyo de los equipos médicos de emergencia, el suministro de medicamentos y la rehabilitación de infraestructuras sanitarias han sido inmediatamente afectados por el congelamiento de la ayuda estadounidense”, declaró Balkhy.

En Sudán, tras dos años de conflicto armado entre el ejército y grupos paramilitares, al menos tres epidemias —paludismo, dengue y cólera— afectan a varias regiones desplazadas por la violencia, mientras la organización intenta contener brotes “emergentes o reemergentes” con recursos muy limitados.

La directora regional de la OMS subrayó además el impacto global de esta decisión. “El retiro de Estados Unidos compromete canales de comunicación con centros de investigación, universidades y agencias de salud pública, lo que obstaculiza el intercambio de información clave para anticipar futuras crisis sanitarias”, advirtió. “Nuestra capacidad para garantizar la vigilancia y detección de enfermedades en el mundo se verá directamente afectada”, añadió. “Estas bacterias y virus no conocen fronteras y son indiferentes a la coyuntura política humana”, concluyó.