Estados Unidos ha definido recientemente sus principales exigencias geoestratégicas hacia la Unión Europea, en un contexto de tensión comercial con China. Según indicaba Enric Juliana este domingo en La Vanguardia, el Gobierno de Pedro Sánchez ha sido informado de estas demandas, que incluyen la formación de un frente hostil a Pekín, un aumento sustancial en las compras de gas natural licuado (GNL) procedente de EEUU, y una mayor inversión militar “europea”; orientada a la adquisición de armamento estadounidense.
El objetivo de esta agenda sería reforzar un eje alternativo a la Ruta de la Seda china, denominado Ruta del Algodón, con India como pieza central, y con conexiones estratégicas a través de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, la Palestina ocupada y Marruecos.
En el ámbito energético, el Estado español sigue con el grifo estadounidense abierto: ha duplicado sus importaciones de GNL de EEUU en el primer trimestre de 2025, alcanzando un 32% del total importado, frente al 16,6% en 2024, según el boletín mensual de Enagás.
Esto ha situado a EEUU al mismo nivel que Argelia como principal proveedor, mientras disminuyen las compras de gas ruso, aún persistentes. Las importaciones españolas de GNL son decididas por empresas privadas, ya que el Estado español carece de una empresa pública energética, a diferencia de otros países europeos. Este cambio de tendencia coincide con la toma de posesión de Donald Trump, lo que sugiere una alineación comercial con las nuevas prioridades energéticas estadounidenses.
En materia militar, Washington insiste en que Europa incremente su gasto y que este se dirija a la compra de armamento estadounidense, más que al desarrollo de una industria propia. Además, la Administración Trump ha reclamado que la Unión Europea priorice la inteligencia artificial norteamericana frente a la china y elimine las tasas digitales sobre las grandes tecnológicas de EEUU, como la conocida “tasa Google”.
Estas condiciones han sido abordadas en reuniones entre el ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, y el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bassent, así como en conversaciones del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con el secretario de Estado, Marco Rubio. Fuentes gubernamentales citadas por La Vanguardia aseguran que en Madrid buscan mantener relaciones “positivas y fluidas” tanto con Washington como con Pekín.