“Creemos que la clase obrera organizada como clase revolucionaria es la única fuerza capaz de hacer frente a la escalada bélica”

Entrevistamos a Peio Ormazabal y Garazi Navarro, miembros de EHKS, sobre el rearme europeo, los cambios en el orden mundial, la guerra y las tareas del movimiento comunista.

Peio Ormazabal y Garazi Navarro, miembros de Euskal Herriko Kontseilu Sozialista.

El 1 de mayo, día internacional de la clase trabajadora, invita a recordar, entre otros hitos históricos, momentos en los que el movimiento obrero revolucionario se opuso a la guerra imperialista. Durante la Primera Guerra Mundial, mientras gran parte de la II Internacional se alineaba con sus respectivos gobiernos, una minoría crítica mantuvo viva la apuesta por el internacionalismo, denunciando que el conflicto no respondía a los intereses de los pueblos, sino a rivalidades económicas entre potencias capitalistas. Con la Revolución Rusa de 1917, los bolcheviques enviaron un mensaje de esperanza a la clase trabajadora internacional, que afirmaba la posibilidad de construir un orden social alternativo que pusiera fin a la matanza de millones de proletarios.

Hoy, en un contexto en que Europa debate nuevamente sobre el rearme y la militarización, el Movimiento Socialista de Euskal Herria toma el testigo de esta tradición histórica y empieza a sentar las bases de una nueva oposición a la guerra imperialista en ciernes. Para conocer la campaña que han emprendido, conversamos con Peio Ormazabal (Arrigorriaga, 1992) y Garazi Navarro (Amoroto, 1998), miembros de Euskal Herriko Kontseilu Sozialista (EHKS).

EHKS ha convocado para el 1 de mayo una movilización bajo el lema Gerra inperialistari ez! (¡No a la guerra imperialista!). ¿Qué os lleva a movilizaros tal día bajo ese lema?

Peio Ormazabal: Desde EHKS llevamos tiempo denunciando la escalada bélica imperialista. Por ejemplo, el pasado 1 de mayo fue un tema central de la campaña de la movilización; y en el contexto de las elecciones europeas también emprendimos una campaña contra la guerra, ya que entendíamos que la guerra, junto con el auge reaccionario, la reducción de derechos políticos y el ataque a los salarios estaban en el centro del programa de la oligarquía atlantista y que, independientemente del resultado de las elecciones europeas, eso era lo que se nos venía encima. Hoy, casi un año más tarde, es evidente que esas tendencias se están agudizando.

Garazi Navarro: Los medios de comunicación y los políticos llevan hablándonos de la posibilidad de guerra desde 2022, desde que la guerra en Ucrania adquirió una dimensión prácticamente global enfrentando en una guerra proxy a la OTAN y a Rusia. Además, estos últimos meses la cuestión de la guerra ha adquirido mayor centralidad, dado que vivimos un momento en el que todos los partidos políticos están apoyando directa o indirectamente el rearme de los estados europeos. En el Estado español, por ejemplo, hay quien lo defiende claramente y quien lo hace desde una posición crítica; y, en última instancia, el gobierno de Sánchez mantiene el apoyo de los partidos sobre los que se sostiene pudiendo, de ese modo, llevar adelante su plan de rearme. A su vez, desde EHKS consideramos que no es válida la oposición oportunista al rearme de quienes aumentaron el presupuesto militar cuando estaban en el gobierno. Los estados europeos se están rearmando, y creemos que la clase obrera organizada como clase revolucionaria es la única fuerza capaz de hacer frente a la escalada bélica emprendida por la burguesía. El primero de mayo es un buen día para avanzar en esta dirección.

El orden imperialista mundial parece estar en crisis, o por lo menos sujeto a grandes y drásticos cambios. ¿Cómo entiende EHKS este estado de cosas?

P.O: La fase de la globalización, que se ha caracterizado por la hegemonía mundial del imperialismo occidental, y en concreto estadounidense, durante la segunda mitad de siglo veinte, está llegando a su fin. Por un lado, debido a la crisis de acumulación de capital, y, por otro lado, por la emergencia de nuevas potencias capitalistas. Por ello, los estados capitalistas están recurriendo a mecanismos como los aranceles, la presión diplomática y militar o directamente la guerra, para reorganizar las cadenas de valor globales y la división del trabajo de forma que les resulte más favorable. Hay muchos ejemplos de esto: la firma del acuerdo para el control sobre las tierras raras de Ucrania, la expulsión de las empresas Chinas del canal de Panamá, la subordinación de Europa a las exportaciones de gas estadounidenses, etc.

Peio Ormazabal: “Los estados capitalistas están recurriendo a mecanismos como los aranceles, la presión diplomática y militar o directamente la guerra, para reorganizar las cadenas de valor globales y la división del trabajo de forma que les resulte más favorable”.

G.N: Este proceso acarrea un aumento de la tensión entre las grandes potencias capitalistas, por lo que en los últimos años todas las grandes potencias se han estado armando y preparando para un enfrentamiento político, diplomático y militar. Este proceso de rearme global no es una respuesta a la intervención rusa en Ucrania, es más bien al revés: el aumento de las tensiones geopolíticas es lo que ha desencadenado la escalada bélica en Ucrania. Europa no es ajena a todo esto, pero nos parece importante señalar su carácter subordinado. No es una potencia autónoma, ya que el capital europeo está estrechamente vinculado al estadounidense. No hay más que ver la obediencia que están mostrando los gobiernos europeos respecto a las decisiones de EEUU. Aunque la UE justifique el rearme en nombre de la “autonomía estratégica”, lo que está haciendo es justo lo contrario: subordinarse a las necesidades de la estrategia geopolítica estadounidense.

P.O: Lo que es evidente es que el rearme de Europa va a aumentar de manera significativa las tensiones entre estados capitalistas y la inestabilidad política. Por un lado, fuera de Europa, sobre todo en Rusia, el rearme se va a percibir como una amenaza, por lo que es más que probable que otros países respondan al rearme con más rearme. Por otro lado, la militarización de los estados europeos también aumentará las tensiones dentro de la propia Europa, ya que existen diferencias políticas y económicas entre los estados miembros para llevar a cabo un plan de rearme unificado.

La preocupación por la crisis económica, el miedo a la guerra, el auge del fascismo, cada vez están más presentes en el debate público. ¿Para vosotros, qué peligros conlleva la situación actual? ¿Qué conflictos y contradicciones de clase pueden agravarse?

P.O: Hay que dejar claro que, en el enfrentamiento entre capitalistas, la gran perdedora es la clase trabajadora, que sufre de diversas formas las consecuencias de las políticas de las burguesías en conflicto: es el proletariado el que está muriendo en las trincheras del Donbass, el que más sufre los recortes económicos derivados del aumento del gasto militar, el que se empobrece a causa de la inflación, etc. En este contexto, las grandes potencias capitalistas están apostando por el proteccionismo económico y la profundización de la subordinación de los países de su esfera de influencia imperialista; a este respecto, la oligarquía occidental está enfrentada con diferentes bloques capitalistas, pero la gran perjudicada es la clase trabajadora

G.N: Como mencionas en la pregunta, podemos considerar que el auge del fascismo es el correlato político de esta tendencia. Entendemos el fascismo como salida autoritaria, como condensación de las contradicciones de las burguesías y las clases medias en un capitalismo en crisis. El fascismo señala a los sectores más vulnerables del proletariado para buscar la unidad de las facciones de la burguesía y las clases medias en vías de empobrecimiento, y unirlas bajo un frente antiproletario. Con la criminalización de los sectores proletarios se legitima la explotación más intensiva de éste, lo que es importante de cara a maximizar las ganancias de los empresarios en tiempos de crisis. Además, esta criminalización abre las puertas a una represión más salvaje contra la clase trabajadora. En los Estados Unidos, por poner como ejemplo un solo país, estamos viendo todo esto con las deportaciones masivas de personas migradas a cárceles salvadoreñas que cada vez se parecen más a campos de concentración o con la represión brutal contra militantes que han protestado a favor de Palestina.

Los medios de comunicación del status quo únicamente mencionan el choque entre las grandes potencias capitalistas, ¿pero acaso esta situación crítica no implica una ofensiva generalizada de la burguesía contra la clase trabajadora?

G.N: Lo que están haciendo los medios es llevar a cabo una campaña masiva para justificar el rearme de los estados europeos. Generan una falsa sensación de inseguridad y plantean el rearme como solución, cuando es el propio rearme el que está aumentando las tensiones entre los estados. Esto puede hacer que otros acontecimientos pasen a un segundo plano en la coyuntura, pero evidentemente la crisis no solo produce tensión entre las potencias capitalistas. Es decir, el intento de maximizar los beneficios por parte de la oligarquía implica, por una parte, un aumento de tensiones geopolíticas por controlar los mercados, los recursos estratégicos, las principales vías de comunicación, la tecnología crítica… Pero esa es solo una dimensión del proceso; porque ante la pérdida de posiciones imperialistas para aumentar sus beneficios, la burguesía está llevando a cabo un ataque contra la clase trabajadora en su conjunto.

Garazi Navarro: “Generan una falsa sensación de inseguridad y plantean el rearme como solución, cuando es el propio rearme el que está aumentando las tensiones entre los estados”.

P.O: La lógica de los capitalistas es aumentar las ganancias a base de saquear los salarios. Están saqueando los salarios directos disminuyendo la retribución de la fuerza de trabajo: pagando menos, empeorando las condiciones laborales… También están reorganizando la producción para maximizar la ganancia como lo estamos viendo con los cierres y deslocalizaciones de industrias por toda Europa. O a través de la inflación, que está sirviendo para transferir la riqueza a manos de los capitalistas. Pero también disminuyen nuestro salario indirecto, es decir, la parte de la riqueza social que la clase trabajadora recibe en forma de servicio es cada vez menor, a la vez que el gasto militar aumenta. Resumiendo, los capitalistas están reorganizando la producción para maximizar sus beneficios a costa del bienestar de la clase trabajadora.

G.N: La ofensiva no es exclusivamente económica. La crisis está deslegitimando las formas de dominación política de la burguesía. Por eso, la restricción de los derechos sociales y políticos y la represión contra la clase obrera organizada son y serán cada vez más evidentes. Esta ofensiva contra los derechos políticos reduce de forma considerable el margen para la actividad política de la clase trabajadora. Por lo tanto, consideramos que es necesario defender y ampliar los derechos políticos del proletariado. Necesitamos grandes organizaciones comunistas preparadas para plantar cara a la ofensiva política de la burguesía. En EHKS tenemos claro que la conquista de derechos políticos en los estados capitalistas no ha sido por los valores éticos o la bondad de ciertas burguesías; se han logrado, porque existieron movimientos revolucionarios fuertes. Ante la coyuntura que venimos describiendo, es cada vez más urgente volver a articular a la clase obrera como sujeto político independiente.

Frente a todo esto, ¿cuáles son las tareas principales que se propone EHKS?

G.N: Una de las tareas principales que nos proponemos es la lucha política e ideológica de masas con sectores cada vez más amplios de la clase trabajadora. En la situación que estamos viviendo nuestros enemigos de clase, con su aparato mediático y el apoyo de los partidos institucionales, están difundiendo relatos tergiversados sobre lo que está pasando, que conllevan posiciones políticas peligrosas. En EHKS también asumimos la lucha contra el auge de las ideologías reaccionarias y el fascismo. Frente a todo ello tenemos que conseguir que cada vez más sectores del proletariado se posicionen a favor de la alternativa comunista. Para ello, la gente tiene que ver que el comunismo es una alternativa a la hora enfrentar la ofensiva de la burguesía en todos los frentes, a la vez que genera las condiciones para un proceso revolucionario que acabe con la dominación de la burguesía.

P.O: Para ello, hace falta trabajo ideológico y desarrollo conceptual, y también movilización, agitación y discurso de masas. Debemos de combinar todas las facetas para construir unidad de clase sobre la base de la independencia política.

Desde EHKS, ¿consideráis el actual un momento propicio para la expansión y el fortalecimiento de la estrategia socialista y el posicionamiento revolucionario?

P.O: Sí, la actualidad entraña mucho potencial revolucionario. En los momentos en los que se agravan las contradicciones dentro de la sociedad burguesa pueden surgir movimientos revolucionarios. Se está reduciendo la posibilidad de hacer políticas que puedan integrar a parte de la clase trabajadora en el estado; siendo ejemplo de ello el empeoramiento de la calidad de los servicios públicos, la imposibilidad de garantizar el derecho a la vivienda, el encarecimiento de la vida, etc. Los partidos políticos profesionales actúan como gestores de la crisis, sin posibilidad de revertirla; por ello consideramos que la oportunidad para fortalecer la vía revolucionaria está ahí.

G.N: Aun así, creemos importante señalar que en este contexto también están fortaleciéndose movimientos reaccionarios y fascistas. Estos, creciendo al propio tiempo que se reducen los derechos políticos del proletariado, pueden dificultar el desarrollo de la organización revolucionaria. Debemos hacerles frente.

¿Cómo se presenta esta posibilidad a nivel internacional? ¿Y en Euskal Herria?

G.N: Creemos que a nivel internacional hace falta urgentemente establecer canales para la comunicación, el diálogo y el debate entre los destacamentos de militantes comunistas que, hoy por hoy, se encuentran dispersos. Nuestra apuesta como Movimiento Socialista pasa por unificar y concretar la estrategia comunista, para ir poco a poco creando condiciones para una gran organización comunista internacional. Éste es el punto central de nuestra apuesta estratégica.

Garazi Navarro: “Creemos que a nivel internacional hace falta urgentemente establecer canales para la comunicación, el diálogo y el debate entre los destacamentos de militantes comunistas que, hoy por hoy, se encuentran dispersos”.

P.O: Euskal Herria es buen ejemplo de que vivimos un momento propicio para la expansión y fortalecimiento de la organización revolucionaria. Desde el Movimiento Socialista seguiremos movilizándonos y expandiendo una lectura comunista sobre la coyuntura, disputando la hegemonía social y discursiva entre la clase trabajadora, lo que está dando frutos evidentes en la juventud trabajadora militante. También consideramos que es importante establecer alianzas entre colectivos de la clase trabajadora, sin perjuicio de la independencia ideológica y organizativa de cada organización. El primero de mayo, con la manifestación que vamos a realizar en Bilbo, tenemos una buena oportunidad para trabajar en esa dirección.