Hoy, 9 de mayo 2025, se cumplen 80 años de la capitulación de la Alemania nazi ante el Ejército Rojo, un hecho que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
La ofensiva final comenzó en la primavera de 1945, cuando las tropas soviéticas rodearon Berlín y, tras intensos combates, forzaron la rendición de la capital alemana el 2 de mayo.
El 8 de mayo de 1945, a las 22:43 hora central europea (ya 9 de mayo en Moscú), el mariscal Wilhelm Keitel firmó la rendición incondicional de Alemania ante el mariscal Gueorgui Zhúkov, comandante del Ejército Rojo, en el cuartel general soviético de Karlshorst, Berlín.
La insistencia soviética en una segunda ceremonia de rendición, tras la firma preliminar en Reims el 7 de mayo ante los aliados occidentales, respondió a la exigencia de que la capitulación alemana se formalizara explícitamente ante la Unión Soviética, responsable de la caída de Berlín y de la derrota de la mayor parte de la Wehrmacht.
Según datos históricos, de las 783 divisiones alemanas derrotadas en la guerra, 607 lo fueron en el frente oriental, lo que representa aproximadamente el 75% de las fuerzas del Tercer Reich. La imagen del soldado soviético izando la bandera roja sobre el Reichstag se convirtió en símbolo del triunfo del antifascismo internacional sobre el nazismo.

Las dimensiones de las pérdidas humanas y materiales sufridas por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial aún no tienen precedentes en la historia contemporánea. Las estimaciones actuales, tras la apertura de archivos soviéticos, sitúan el número total de muertos en al menos 26,6 millones de personas, de las cuales aproximadamente 12 millones eran soldados y soldadas y 14,6 millones de civiles, incluyendo hasta un millón de víctimas solo durante el asedio de Leningrado y más de un millón en la batalla de Stalingrado.
Además, el conflicto dejó alrededor de 2,5 millones de inválidos de guerra, muchos de los cuales fueron internados en instituciones estatales tras el final del conflicto. En el plano material, vastas regiones del territorio soviético quedaron devastadas: ciudades, infraestructuras industriales y agrícolas fueron destruidas durante la ocupación nazi y los combates, aunque las fuentes disponibles detallan principalmente el impacto humano y social, subrayando que cerca de 80 millones de ciudadanos soviéticos vivieron bajo ocupación alemana y millones fueron desplazados o deportados por motivos étnicos.
Debido a la tragedia y la magnitud de la gesta del pueblo soviético en vencer a la barbarie fascista, la conmemoración del Día de la Victoria se realiza cada 9 de mayo en Rusia y otros países de la antigua URSS, con desfiles militares y homenajes a los veteranos.
Este año, la Plaza Roja de Moscú acoge una de las últimas grandes celebraciones con presencia de veteranos vivos, marcado por la memoria de los 27 millones de ciudadanos soviéticos que murieron durante el conflicto. En un contecto de revisionismo histórico donde las potencias occidentales tratan de reescribir la historia, la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi reaparece como un legado histórico antifascista consecuente que imborrable.
Por ello, y ante el avance mundial de la extrema derecha y el fascismo, el Consejo Socialista de Euskal Herria recuerda en esta fecha señalada que “la victoria no fue definitiva”, y apuesta por “construir grandes organizaciones comunistas para hacer frente al fascismo, el imperialismo y al capitalismo que les subyace”.