Reanudan los contactos directos entre Washington y Pekín para abordar su disputa arancelaria

Las delegaciones de ambos países se reúnen en Ginebra, con la mediación de Suiza, tras años de escalada comercial que ha llevado los aranceles mutuos por encima del 100%.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino He Linfeng.
Foto: @techtechchina (x)

Los Estados Unidos de América y la República Popular China celebran este fin de semana en Ginebra su primer encuentro bilateral tras años de tensiones derivadas de la guerra comercial que ha escalado al inicio del mandato de Donald Trump.

Las autoridades suizas confirmaron que las conversaciones se realizan bajo su auspicio, en calidad de facilitadores. El ministro de Economía suizo, Guy Parmelin, declaró que “Suiza siempre está activa en materia de buenos oficios y no solo cuando hay guerras de sangre sino también en este caso de guerra comercial”, tras reunirse, junto con la presidenta Karin Keller-Sutter, con ambas delegaciones por separado.

La reunión se desarrolla en medio de un contexto de máximos arancelarios: Washington aplica tarifas de hasta el 145% sobre productos chinos, mientras que Pekín ha respondido con medidas equivalentes que alcanzan el 125%.

La sede de las conversaciones no ha sido divulgada oficialmente, y tanto el formato como la agenda permanecen bajo reserva.

No obstante, fuentes cercanas a la organización indican a EFE que la duración del encuentro dependerá del “ambiente” de las primeras horas y de la posibilidad de identificar puntos de avance para próximas negociaciones.

La delegación estadounidense está encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer. China está representada por el viceprimer ministro He Linfeng.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), cuya sede se encuentra también en Ginebra, calificó el encuentro como “un paso positivo y constructivo”.

En una nota pública, el organismo destacó que el diálogo entre las economías más poderosas del mundo “es esencial para evitar la fragmentación del sistema comercial internacional y garantizar la estabilidad del crecimiento económico global”.

Las tensiones entre ambas potencias han puesto en cuestión principios clave de la OMC, al tiempo que sus efectos se han extendido al resto de la economía mundial.