La plataforma red.media ha anunciado este 16 de mayo su cierre definitivo tras denunciar una campaña sostenida de criminalización y acoso mediático dirigida desde Alemania.
Según un comunicado emitido por el medio, se han producido amenazas directas a la seguridad del equipo, incluyendo presiones legales, acusaciones de calumnias y un entorno mediático que, según la plataforma, ha contribuido a una “represión orquestada” de su labor.
El medio formaba parte de AFA Medya A.Ş., con sede en Estambul, y se presentaba como una voz crítica en la cobertura de temas internacionales, especialmente en relación a Palestina. En la última etapa de su actividad, recibió una advertencia penal desde Alemania por presunta “calumnia”, amparada en el artículo 187 del Código Penal alemán.
Entre las acusaciones que red.media afirma haber recibido en los últimos meses se incluyen instigación a protestas pro-palestinas, vínculos con grupos considerados “terroristas”, y la supuesta continuidad del proyecto Redfish, acusado de “prorruso”.
Desde la plataforma niegan estas imputaciones y aseguran que “nadie ha presentado pruebas que sustenten tales afirmaciones”. Citan como ejemplo la cobertura del periodista alemán Nicholas Potter, colaborador de medios como taz y Jerusalem Post, quien afirmó que red.media es “el sucesor del proyecto Redfish de RT”, sin aportar ninguna prueba verificable.
También apuntan a la criminalización impulsada por medios como Tagesspiegel, al grupo Axel Springer y a Reporteros Sin Fronteras Alemania, por haber reproducido esta narrativa sin contrastar, consolidándola como “hecho” a través de un ciclo de retroalimentación mediática.
Red.media alega que su labor periodística ha sido “sistemáticamente tergiversada” y que se ha empleado una estrategia de desinformación institucional para desacreditar su trabajo, vinculándolos sin base con “intereses rusos”.
En sus comunicados insisten en que han sido transparentes respecto a sus posiciones políticas —contrarias tanto a Occidente como a Rusia— y niegan toda afiliación con estructuras estatales extranjeras.
“Esta no es una decisión voluntaria”, afirman sobre el cierre. “Es el resultado de una ofensiva coordinada, liderada por el gobierno alemán, respaldada por la Unión Europea y ejecutada por medios de comunicación, sindicatos y fundaciones alemanas.” Hasta el momento, ninguno de los medios o entidades señaladas ha respondido públicamente a las acusaciones.