El Congreso de los Diputados ha rechazado este jueves la ratificación del Tratado de Amistad y Cooperación entre el hispano-francés, firmado en Barcelona el 19 de enero de 2023 por Pedro Sánchez y Emmanuel Macron.
El texto, que aspiraba a consolidar un marco de colaboración bilateral en política exterior, cuestiones militares, energía, sistema judicial, cultura y educación, fue derrotado con 171 votos en contra -PP, Vox y UPN- y las abstenciones de Junts y Podemos. La Asamblea Nacional francesa ya lo había aprobado previamente, pero su entrada en vigor requería la validación de las Cortes Generales españolas; de la votación del pleno, concretamente.
El artículo más debatido del tratado establece que un miembro del Gobierno de un estado pueda participar, de forma rotatoria, en las reuniones del Consejo de Ministros del otro, al menos una vez cada tres meses.
El Partido Popular argumentó que este punto “vulnera el artículo 98 de la Constitución”, en palabras del diputado Ricardo Tarno, y lo ha recurrido al Tribunal Constitucional, que admitió a trámite el recurso y ha suspendido la tramitación en el Senado hasta resolver sobre el fondo.
Vox, por su parte, criticó la inclusión de términos como “multilateralismo” o “política exterior feminista” y lo tachó de “blablablá infumable”, según José María Sánchez García.
Para el PSOE, el rechazo supone “una pérdida de oportunidad para fortalecer la relación con nuestro principal socio europeo”, según expresó el diputado Pepe Mercadal. Ni Junts ni Podemos explicaron su posición en el pleno.
Más allá del debate político inmediato, el periodista Enric Juliana ha subrayado en La Vanguardia que este bloqueo parlamentario refleja “el empantanamiento institucional del país”, donde no hay mayorías estables ni para los presupuestos, ni para tratados internacionales, ni para eventuales mociones de censura.
También recuerda que el tratado se enmarca en un contexto de “asimetrías estructurales” entre Madrid y París: los franceses, que controlan la llave de paso del Pirineo, retrasan infraestructuras clave como las conexiones eléctricas o ferroviarias.
Juliana advierte de que el tratado no iba a resolver estas desigualdades, pero “sí habría ofrecido un marco político e institucional para abordarlas con mayor capacidad de negociación”. “Cada vez que una época se complica, los Pirineos ganan altura”, concluye.