El uso intensivo de tecnología y menores requisitos académicos elevan el récord de suspensos en la ESO

Uno de cada cuatro alumnos de 4º de la ESO promociona sin aprobar todas las materias, mientras estudios recientes vinculan el uso diario de herramientas digitales en clase con un peor rendimiento académico, según datos del Ministerio de Educación, PISA y varias investigaciones.

Imagen de archivo de estudiantes en un aula.
Foto: Perth Early Learning School/unsplash

El 23,9% de los estudiantes de 4º de la ESO pasaron de curso con materias suspensas en el curso 2022-23, la proporción más alta desde que el Ministerio de Educación del Gobierno español comenzó a registrar este dato en 2010.

El repunte coincide con los cambios normativos que, a partir de la pandemia, eliminaron el límite de asignaturas pendientes para obtener el título.

Aunque la repetición de curso se ha reducido, los datos muestran que los déficits de aprendizaje persisten. En palabras de un profesor de secundaria andaluz consultado por El Mundo, “muchos alumnos no saben leer y, aun así, se les aprueba”. La brecha entre centros es notable: el 27% de los alumnos de la pública promocionan con suspensos, frente al 18% en la concertada y el 10% en la privada.

En paralelo, un estudio causal publicado en Journal of Educational Computing Research por las investigadoras Lucía Gorjón y Ainhoa Osés revela que el uso muy frecuente de tecnología en el aula se asocia a una penalización media de 22,5 puntos en matemáticas, equivalente a medio curso escolar.

Los datos, basados en microdatos de PISA 2018 en 22 países de la OCDE, muestran que los estudiantes que emplean herramientas digitales todos los días obtienen peores resultados que quienes las usan esporádicamente.

El impacto es mayor en entornos socioeconómicos desfavorecidos y entre alumnas. En el Estado español, los territorios con mayor uso diario —Catalunya y Euskal Herria— son también las que más han retrocedido en PISA entre 2012 y 2022.

Expertos como Lucas Gortazar, director adjunto de investigación de EsadeEcPol, subrayan que “no se trata de demonizar la tecnología, sino de estudiar con mayor precisión qué herramientas se usan, con qué fines y con qué preparación docente”.

El colectivo Frente Común por la Educación de Calidad advierte de que “la relajación de estándares y la introducción de metodologías que menosprecian el conocimiento” están dejando a muchos jóvenes sin una base académica sólida.

Según su manifiesto, el actual modelo educativo “pone en riesgo la formación de ciudadanos críticos y profesionales competentes”.