Las fuerzas policiales y militares de la India han intensificado su ofensiva contra los maoístas en el distrito de Bastar, Chhattisgarh, desplegando más de 10.000 efectivos en la llamada Operación Zero o Kagar, con el objetivo de erradicar la insurgencia en la región.
Según datos oficiales citados por Al Jazeera, al menos 201 miembros del movimiento maoísta han muerto en lo que va de 2025, una cifra que supera ampliamente los registros de años anteriores. El ministro del Interior, Amit Shah, declaró: “India es segura de estar libre de Naxalismo para el 31 de marzo de 2026”.
Organizaciones de derechos humanos han denunciado que entre las víctimas figuran civiles no combatientes y que se han producido ejecuciones extrajudiciales.
Junas Tirkey, presidente de la People’s Union for Civil Liberties en Chhattisgarh, afirmó: “Desde 2024, la violencia, las violaciones de derechos humanos y la militarización han aumentado drásticamente en Bastar. Inocentes tribales están siendo asesinados en falsos enfrentamientos”.
Estas acusaciones han sido rechazadas por las autoridades policiales, que sostienen que “los maoístas suelen presionar a los habitantes locales para que fabriquen acusaciones contra la policía tras los enfrentamientos”, según el inspector general Pattilingam Sundarraj, citado por Al Jazeera. Sin embargo, estas afirmaciones no han podido ser confirmadas por fuentes independientes.
El movimiento maoísta, popularmente conocido como Naxalita, surgido en 1967 en Naxalbari, sigue activo en zonas tribales del centro y este de la India. El portavoz del Partido Comunista de la India (Maoísta), Abhay, ha afirmado en un comunicado: “El derecho a la vida garantizado por la Constitución india está siendo aplastado por el propio gobierno”.
Mientras el Gobierno condiciona el diálogo al desarme de los insurgentes, los guerrilleros exigen un alto el fuego y la retirada de las fuerzas paramilitares como requisito para cualquier negociación, según declaraciones recogidas por Al Jazeera.